viernes, 26 de junio de 2009

LAS LLAVES DEL CAMPANARIO

Dedicado a mi padre, Ulpiano Moreno, que el día 27 de junio de 2009, cumple 93 años.

Bajo tan pretencioso título, tengo el privilegio de escribir aquí aprovechando la relación familiar que me une al autor del blog, quiero rendir un modesto homenaje a esas gentes sencillas del pueblo llano, a esos que tanto saben (sabían) acerca de aquélla gramática parda que ya he citado en otro apartado del blog, esa que no se estudia que tantas veces y con tanto acierto aplicaron nuestros progenitores y/o antepasados, personajes casi anónimos, que en su vida adquirieron escasas relevancia y pública notoriedad (apreciación subjetiva y por tanto discutible) y porque así es la vida, a algunos de ellos, familia aparte, ya casi nadie recuerda, al final del texto se citan a unos cuantos, todos ellos fallecidos, se citan por el nombre que yo recuerdo, pido disculpas a los familiares si, debido a mi torpeza, escribo alguna inconveniencia.

Es título pretencioso, porque como es sabido, el campanario de la iglesia de nuestro Villa del Campo, no tiene (tenía) mas que una única llave.


En consonancia con la sabiduría popular y muestra de esa intuición que encarnan/encarnaron como nadie nuestros mayores, quiero traer aquí una anécdota que ocurrió allá por 1965, cuando el que esto escribe aún no había cumplido los 8 años de edad, me faltaban algunos meses. El párroco de la época era nuestro D. Felicísimo Montero quien, entre otras cosas que al caso no vienen, era hombre perspicaz donde los hubiera, de monaguillo tenía a Julián Plaza, “Julián Carrán” que para el caso que nos ocupa, empezaba a estar crecidito y ya habría dado lo suyo. A todo esto, D. Felicísimo estima que ha llegado el momento de reemplazar al monaguillo, se dirige al maestro, nuestro querido D. Pedro Santos y le encarga que busque relevo para sustituir a Julián, sería el mes de marzo/abril aproximadamente, el maestro se pone en marcha y realiza lo que hoy día llamaríamos una “oferta pública de empleo”, lo que ocurre es que el empleo no tenía remuneración económica y de concurrencia pública, como mas adelante se comprobará, pues tampoco.

Realizado el casting resultan elegidos cuatro o cinco chicos, Agustín Gordo, Fernando el de D. Casto, José Pedro Torres, el que suscribe, un servidor de Vds. Antonio Moreno y puede que algún otro, la verdad es que no recuerdo haber dado paso al frente alguno, pero allí que estaba entre los elegidos. Realizamos un corto aprendizaje, tampoco hacía falta mucho, me acuerdo bien porque todavía se oficiaba la misa en latín de espaldas a los feligreses, de la misa en latín lo primero que aprendí fue el “ite misa est” que se decía al final, que equivale al “podéis ir en paz” de la actualidad, 1965 fue el año en que se empezó a oficiar en castellano y de cara a los fieles, pongamos que el cambio de rito se realizó hacia mediados de año. Finalizado el aprendizaje, llega el día del cese oficial del monaguillo titular (esto sería finales de abril/mayo aprox., yo celebré mi primera comunión el día de la Ascensión, el 27 de mayo de ese año y por razones obvias, ese día no ayudé al sacerdote a decir la misa) y en la nueva situación lo primero que se plantea, ya que somos cuatro o cinco (puede que en ese momento alguno menos), es quién va a custodiar la llave del campanario, misión habitualmente encomendada a los monaguillos.

Todavía no sé bien porqué ni cómo, pero se llegó a la conclusión que el primero que custodiaría la famosa llave sería yo mismo, así que adoptada la decisión, me encamino a mi casa, con el pedazo llave en el bolsillo y al verme mi padre, que ya estaba con la mosca tras la oreja, me pide explicaciones, porque se temía lo peor, por mi parte no acierto a decir nada convincente y entonces con su sabiduría mi padre sentencia : una vez te hayas hecho cargo de la llave, luego no vas a poder desprenderte de ella y aquí se va a quedar, yo le dije que no, que sería entre todos, pero…….

Los presagios se cumplieron al pie de la letra, la llave allí se quedó para siempre, en el patio de casa, colgada de un clavo en un poste de madera que sujetaba una viga, sospecho que la famosa llave bien conocía el patio de casa, no en vano mi hermano Emilio años atrás también había sido monaguillo, mientras tanto, los otros colegas poco a poco, pero sin tardar demasiado, se fueron dando de baja y solito me quedé.

A modo de resumen, cada personaje interpretó su papel a la perfección, unos serían conscientes del alcance real de lo que estaba pasando y otros no, desde luego entre todos me hicieron una maniobra como se dice en argot militar “de entretenimiento o de distracción”, a mí me la dieron, porque ni me enteré, pero no a mi padre que en todo momento estuvo al cabo de la calle, desde el primer momento tuvo ese punto de intuición que le hacía ir dos pasos por delante de la situación, los compañeros me arroparon mientras fue preciso, como hacen los cabestros de Florito en Las Ventas al toro que devuelven a los corrales, de todo esto extraemos al menos dos conclusiones y una moraleja :
1. D. Felicísimo tenía al monaguillo que quería, que era yo mismo.
2. Y mi padre, mi padre a pesar de las advertencias y de tener más razón que un santo………………………...sin proponérselo se encontró con otro monaguillo en casa.
3. Moraleja : ¡Que cada uno saque su propia moraleja!.

Así pasaron dos años maravillosos, dominaba la situación desde esa azotea que es el altar mayor de la iglesia parroquial, sintiéndome importante, desde el campanario era yo quien convocaba a todo el pueblo para las grandes ocasiones, los domingos y festivos dos toques de campanas y siempre dos de esquilón, la tarde anterior a los días muy señalados toque de vísperas; los domingos, poco antes de que en el reloj del ayuntamiento dieran las siete de la mañana, D. Felicísimo que pasaba andando por la puerta de casa, hacía sonar el manojo de llaves de la iglesia, ese era mi mejor despertador, era la hora de la misa primera y había que levantarse para subir al campanario a tocar las campanas, luego a las 10 misa mayor y así fue pasando el tiempo, hasta que, por motivos de un viaje a casa de unos familiares en Vizcaya, en Julio de 1967 le pasé el testigo a mi pariente Pedro Vicente Moreno, pero eso forma parte de otra historia que aquí podría contarse, o no.

Para terminar como ampliación a cuanto se ha dicho, vaya este modesto homenaje para todas esas personas casi anónimas que encarnan/encarnaron la sabiduría popular, no es posible nombrarlos a todos, son muchísimos más, a continuación, EN REPRESENTACIÓN de todos ellos, cito a algunos de los que yo conocí al tiempo de la historia que aquí se cuenta, unos están por razones familiares, otros de amistad y la mayoría por razones de proximidad física, sería imposible traerlos a todos, eran personas entrañables a los que recuerdo de mi niñez con cariño y nostalgia, como ya he manifestado no están todos los que fueron, pero los que están sin duda lo son/han sido : Tío Juan Macareno, Tío Hilario, su hijo Julián “el retratista” (lo de fotógrafo suena a más moderno), Tío Juan Campanilla, Tío Elías Martín (padre de Leonarda y del difunto Elías), Tío Donato Zajarrón, Tío Paco Bonilla, Tío Prudencio Cantaor, Tío Macario (vaya huerto el suyo, qué nogales), Tío Arturo “Moreno”, Tío Eusebio El Turro, Tío Felipe Morcillo, Tío Esteban Corchero (este fue alcalde y alguna notoriedad debió tener), capítulo aparte merece La Sección Femenina (que también tiene derecho a estar aquí) y por último dos más, éstos por razones muy, muy diferentes, desconozco si en su vida estuvieron adornados por la virtud de la sabiduría o no, realmente me da igual, vaya también mi homenaje por Pedro “Mazaroco” (que murió en Suiza, hasta donde yo sé, en circunstancias poco o nada esclarecidas) y por Felipe El Rojo (porque no hay derecho a lo que unos de Pozuelo - aquél día “valientes” y desalmados - le hicieron, la dignidad de TODAS las personas es algo que SIEMPRE hay que respetar).

Ulpiano, “VIEJO” (tú ya sabes porqué te digo esto), espero que te guste esta manera cuasi PÚBLICA de “darte los años”, utilizando una antigua fórmula, en Villa del Campo al hecho de felicitar por el cumpleaños siempre se le llamaba dar los años, recibe un fuerte abrazo y un deseo :

¡¡¡¡¡¡Que cumplas muchos mas!!!!!.

ANTONIO MORENO CORRALES.



DAR LOS AÑOS


Curiosa forma de felicitación, dar los años. Según el R.A.E. Dar, es entregar, poner en manos de otro a alguien o algo, pues entre otras cosas, es lo que vamos a hacer, prepara la talega, el zurrón, la alforja o el serón, porque es una autentica “jarta”, hoy estamos de cumpleaños y a la manera de Villa del Campo, te vamos a entregar algo así como 93 años.

FELICIDADES
Emilio.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades abuelo!!!!!!!

Enhorabuena por cumplir 93 añitos con tan buena salud, jeje.

Y enhorabuena al mejor blog de España y del mundo.

Alvarito

chemi dijo...

FELICIDADES SR. ULPIANO
ME ACUERDO CUANDO IVA A PESCAR RANAS EN LA LAGUNA .
TINE UN HIJO QUE ES UN ORGULLO PARA LOS DEL PUEBLO Y LOS OTROS..ANTOÑITO...
GRACIAS PAISANO
jm

Pedro Vicente dijo...

Feliciades " Tio Ulpiano2. Un fuerte abrazo y que cumpla muchos más. Vicentín

Anónimo dijo...

Muchas felicidades " tio Ulpiano".
Un fuete abrazo y que cumpla muchos más. Vicentin

Anónimo dijo...

Aunque con unos días de retraso, muchas felicidades Ulpiano .... cuantas veces al salir de casa de mis abuelos me acercaba a tu ventana a ver como trabajabas ...

Miguel Ángel