martes, 11 de octubre de 2011

Recuerdos de la Infancia


                     RECUERDOS DE LA INFANCIA O LA ESENCIA DEL BALONCESTO
(Me había pedido hace tiempo el amigo Emilio que narrará estos sucesos,  al fin lo hago, y lo he hecho en un par de días que he estado en Villa del Campo en agosto de 2011; perdonad si hay algún dato equivocado)
        La cátedra deportiva que se impartió en el pueblo allá por el mes de de julio del año 1969 (nosotros con 13 años) fue un acontecimiento que hizo que además de aprender cosas,  maduráramos como personas y que diéramos importancia a lo que significa jugar en equipo. La ilusión con la que cada día acudíamos a las pistas del parque para recibir lecciones de baloncesto, balonmano, tenis o atletismo no tenía precio para nosotros que nunca habíamos tenido profesores como aquellos que nos enseñaban a jugar. Conceptos como la defensa 2-3 0 2-1-2 en baloncesto era algo que nos sonaba a chino pero que poco a poco fuimos asimilando, y a una indicación del entrenador lo ejecutábamos con rapidez. El día de la clausura fue algo espectacular, día de fiesta para el pueblo, pero de nervios para nosotros que teníamos que jugar y demostrar lo que habíamos aprendido. Sabíamos que venían al pueblo equipos importantes de la capital como el San Fernando (ya desaparecido) o el San Antonio y eso nos ponía más nerviosos. Es verdad que perdimos todos los partidos (por lo menos los de baloncesto o balonmano masculinos de mi categoría) pero lo que aprendimos ya nadie nos lo podía quitar.
La afición por el deporte era algo que ya existía en el pueblo antes de la famosa cátedra. El equipo de fútbol siempre fue un referente para nosotros (Juan Manuel, Paco Castillo, Pedro Corchero, Pepe Castillo, Pepe, Emilio, José “el Gato”, Pablo Lajas, Rafa, Camino, Gonzalo, Pedro Botejara…eran nuestros referentes). Recuerdo el viaje a Santibáñez el Bajo acompañando a equipo, o los comentarios sobre los contrarios: cuando nos enfrentábamos a Torrecilla todos preguntaban si jugaba un tal Gerardo que era nuestra pesadilla, el tal Gerardo es ahora compañero profesor de Educación Física en el Colegio Diocesano y lo he comentado muchas veces con el, recuerda sobre todo los marcajes de José “el gato”, o de un tal Tomás de Villanueva que nos traía por la calle de la amargura, no digamos los enfrentamientos con el Pozuelo aunque en aquella época no había color, siempre les ganábamos,  en su equipo solo destacaba Clemente.  Desde el pueblo se organizó una competición entre pueblos vecinos, como lo que en la actualidad hace la Diputación con el fútbol-sala a nivel provincial. Recuerdo como los lunes en la escuela recopilábamos los resultados para elaborar una hoja informativa con los resultados y las clasificaciones, creo que no duró mucho. El equipo de nuestro pueblo se llamaba VIDECAM.
       Todo esto no surgió por generación espontánea o porque si, si no porque detrás había un grupo de gente que por afición dedicaban su tiempo de una forma desinteresada. No se si se les habrá reconocido lo que hicieron, quizá no haga falta, porque estas personas no suelen buscar reconocimientos, su labor ahí esta y a muchos nos abrieron horizontes para nosotros insospechados.
Pero la historia que pretendo contar tiene que ver con el campeonato provincial de baloncesto de 1970  que ganó nuestro pueblo Villa del Campo. La verdad es que posiblemente después de la cátedra deportiva,  nosotros no habíamos vuelto a jugar a baloncesto, lo nuestro era el fútbol, y de entrenar nada de nada, pero por lo menos sabíamos colocarnos en la pista y tirar a canasta. Lo cierto es que allá por el mes de abril de 1970, (tuvo que ser en vacaciones porque no recuerdo haber pedido permiso en el seminario, cosa que si hice en junio en plenos exámenes para ir a Madrid) nos dicen que tenemos que ir a jugar a un pueblo que no conocíamos llamado Navaconcejo, el campeonato provincial de baloncesto, para nosotros genial, ahí estamos: Miguel Corchero, Juanito, Felipe el Turro, José Miguel (del secretario), Agustín, Felipe (Wili), Julián (Chita), José Pedro de tía Felicísima, Pedro Naviera y yo, montados en una DKW (sería la del Guijo?) y dos mayores que fueron con nosotros, Juan Manuel y Eduardo. Sabíamos que éramos tres equipos: Villa del Campo, el San Fernando de Cáceres y Garganta de la Olla un pueblo de la Vera. El sorteo se realizaba al llegar y un equipo al ser tres pasaba directamente a la final, y esa era nuestra esperanza, pero nos dicen que no, que nos ha tocado jugar con el equipo de Cáceres, que desilusión, pensamos que para qué habíamos traído bocadillos si estaríamos a la hora de comer en el pueblo.
Ahí estamos a medio día comenzado el partido con los del San Fernando que eran los favoritos claramente, nuestro equipo inicial no debió ser muy distinto a este: José Miguel, José Pedro, Pedro Naviera, Miguel Corchero y yo. Luego todos fueron saliendo. El crack indiscutible era Miguel Corchero, por su altura y su corpulencia, los demás le acompañábamos. Ante la sorpresa general (no se si los otros habían venido con los suplentes) ganamos 20 a 6, y el mejor fue sin duda Miguel. ¡Estábamos en la final! no nos lo creíamos ni nosotros,  comimos los bocadillos junto al río (por es creo que debió ser en primavera) y listos para la final de por la tarde.
La victoria de por la mañana nos dio mucha confianza y eso casi es nuestra perdición, al ganar a Cáceres creímos que los del otro pueblo deberían ser peores y eso estuvo a punto de condenarnos. Al partido de por la tarde ya vino mas gente del pueblo, recuerdo a Don Pablo Lajas y más, los otros tenían gente que los animaba porque era un pueblo cercano,  pero los de Navaconcejo iban claramente con nosotros, la pista estaba dentro de una de las naves en las que se recogían las cerezas (cuando he pasado ahora por el pueblo sigue allí, la nave, la pista supongo que no). A pesar de nuestra confianza las pasamos canutas, el otro equipo nos salió respondón y estuvimos a punto de perder, en un final emocionantísimo ganamos 21-20, recuerdo que hubo muchas personales a nuestro favor al final y que Miguel ya no estuvo tan acertado y eso lo notamos, pero jugamos mas como equipo, con esto y el animo de los de Navaconcejo nos hicimos con la victoria. La alegría para nosotros fue enorme, el regreso al pueblo mas y el recibimiento en el Tele-Club espectacular, nos llevaron a hombros y todo. Pero lo bueno estaba por venir.
A mediados del mes de mayo de 1970 me comunican por carta mis padres que pidiera permiso en el Seminario porque en junio tenia que ir a Madrid, porque había que jugar la fase nacional de baloncesto. No me lo podía ni creer, supongo que los otros tampoco. ¡A MADRID! en el Seminario no pusieron pegas y yo tan contento, y con los exámenes encima, pero era lo mismo. Fuimos convocados para el evento los mismos que participamos en la gesta de Navaconcejo, tan solo falto José Pedro que no pudo ir porque tenía una lesión en el pié.
El 6 de junio muy temprano me recogieron en el Seminario y rumbo a Madrid. Recuerdo que en el viaje iba más gente del pueblo además de Don Pablo, creo que eran tío Felipe el turro y los padres de José Miguel (Don Lucio y su mujer) y alguno más. Todo era nuevo para nosotros, la entrada en Madrid, el recorrido por las calles,  la llegada al hotel, todo nos parecía extraordinario, me parece que el hotel estaba por la zona de Fuencarral.
 Llegamos por la mañana y nos repartieron las habitaciones, creo que estaba con Pedro Naviera y Miguel. Después de comer nos dijeron que también éramos tres equipos, y que uno pasaría directamente a la final del domingo como en Navaconcejo, y esta vez si nos acompañó la suerte, directos a la final, los otros dos equipos jugarían esa tarde.
Nos llevaron a ver el estadio de Vallehermoso (creo que ya no existe), que es donde está sacada la foto del equipo que ha dado vueltas por el pueblo y por la red. Luego fuimos a visitar a algunos paisanos, recuerdo que estuvimos en casa de mi primo Paulino y Gervasia por la zona de Carabanchel, y no se si fuimos a algún sitio más. De las fechas me he acordado porque en la cena los camareros como éramos deportistas nos infirmaban que en el Nou-Camp había jaleo por un penalti pitado a favor del Real Madrid por un tal Guruceta. No había televisión. Después de cenar como se celebraba en la Casa de Campo, la Feria del Campo, nos llevaron para ver el pabellón de Extremadura, pensamos que alguna Coca-Cola por lo  menos nos caería,  sé que nos presentaron a alguien pero la Coca-Cola no apareció.
Regresamos de la Casa de Campo directos a la cama, bueno directos no, se que hubo mas de una carrera, incluso entrando en alguna habitación que no era la nuestra, por lo que nos llamaron la atención.
Del hotel hubo dos cosas que en nuestra ingenuidad nos sorprendieron: que las camas tenían ruedas y se movían, y que algunos de los postre que nos dieron en las comidas  no sabíamos que eran.
         El domingo por la mañana fue el partido allí conocimos el nombre de nuestro rival, el colegio San Viator, en cuya pista se jugaba el encuentro. La sorpresa vino cuando vimos a los jugadores del San Viator, todos nos sacaban la cabeza (como se ve en otra de las fotos), y pensamos que no había nada que hacer, a divertirse y a jugar. El partido fue un correcalles el resultado la dice todo 104-2. Había gente del pueblo apoyándonos y nosotros a pesar de todo lo pasamos genial.
No recuerdo si comimos en el hotel. El viaje de vuelta, con muy buen criterio por parte del  que lo organizó, lo hicimos por Toledo, vimos El Alcázar, la Catedral y paseamos por el casco antiguo,  nos encontramos, con mucho alborozo por nuestra parte (no por parte de ellas que era mayores que nosotros) con alguna chica que habíamos conocido en el hotel.
Pasando por Cáceres el viaje termino de nuevo en Villa del Campo.
Estos sucesos que ahora pueden parecer insignificantes para nosotros fueron algo increíble.
Después el pueblo siguió con las actividades deportivas, y siempre ha habido algún equipo que destacó.
Ojala estos recuerdos sirvan para revitalizar la ilusión por el deporte en los chicos y chicas de ahora, y sobe todo que hubiera gente que fuera capaz de entregar su tiempo para organizar todo lo relacionado con esta dimensión tan importante en la vida como es el ocio y el tiempo libre, y dentro de ello la práctica deportiva.
         Saludos para todos.

Antonio Pariente “Toñin”


Como bien dice Antonio, estos sucesos vistos desde hoy día pueden parecer insignificantes, todo ha cambiado muchísimo y ya casi nada nos sorprende, ahora ser Campeones de Europa, del Mundo, ganar medallas Olímpicas es bastante común, pero 40 años atrás el deporte en España no era ni sombra  de lo que es hoy, prueba de ello fue la provincia de Cáceres, compuesta por más de 300 poblaciones con municipios de la talla de Plasencia. Coria, Trujillo, Valencia de Alcántara, Navalmoral, Moraleja, etc. etc. tan solo pudo presentar tres equipos el San Fernando de Cáceres, Garganta la Olla y el Club Polideportivo Videcam de Villa del Campo, ni el 1% de sus localidades para disputar su Campeonato Provincial de Baloncesto Infantil, en aquel año de 1970, obviamente el hecho de tener un nivel tan bajísimo, es un demerito para la provincia en general, ese mismo demerito se convierte en MERITO para una población como la nuestra que con tan solo 1.100 habitantes estaba preparada y dispuesta a participar en dicho campeonato y en los que hiciera falta, (no fue el único).
Lo importante era participar y pasara lo que pasara, ya nadie les podría quitar aquella participación, la fuerte campaña deportiva impulsada por Samaranch un par de años atrás, venia a decir que el nivel deportivo de un pueblo, no se media por los éxitos que obtenía, sino por el numero de personas que hacían deportes y terminaba con “Haz deporte contamos con tigo” y en esas andábamos, en practicar y que contaran con nosotros, amén de cualquier otra circunstancia no solo se compitió, si no que se gano la mini competición, (el lema de lo importante es participar para muchos puede resultar contradictorio, quizás sea porque nunca se han visto en calzón corto y camiseta reflectante en una noche vieja corriendo entre cuarenta mil almas, con el sacrificio y agobio que esto conlleva, tener que pagar una considerable suma para poder hacerlo, llegar a la meta con 10 kilómetros en las piernas  media hora después del que ha ganado, y sin apenas tiempo para la ducha afrontar la noche vieja) y como Campeones tocaba defender el Pabellón Provincial en la competición nacional, y sin complejo alguno, se presentan en la capital, (otra cosa bien distinta seria al ver la talla de los del San Viator, equipo rival) se hospedan en el modesto hotel Nuria, calle Fuencarral nº 52 aunque para ellos era como el Palace, a la hora de competir vuelve la misma dinámica, grupos de tres, inequívoca señal de que cuentan con pocos equipos, uno pasa directamente acortando la competición que no debió despertar mucho interés general, en cualquier caso el demerito no era nuestro, nosotros estuvimos, competimos y llevamos publico al pabellón, el resultado real se refleja en la conocidísima foto popularmente llamada padres contra hijos, “ellos habían tomado bastantes más colacao y muchísimos más yogures, los nuestros no conocían ni lo que les ponían de postre” el otro resultado también muy real, es que nadie podrá quitarles la experiencia colectiva que vivieron.
Miguel, Juanito, Felipe (turro) José Miguel, Agustín, Felipe (willy) José Pedro, Julián, pedro y Antonio, bravo por vosotros, cada vez que lo veo, recuerdo o lo cuento, me siento muy orgulloso de vosotros.

La foto de la terraza está hecha en el Nº 196 de la calle Camarena, zona de Aluche, la hizo Clemencin, hijo de tío Victoriano y tía Elisa, el motivo de la presencia de los chicos en casas particulares se debía a que un día (se supone que el Domingo y tras el partido) los repartieron solidariamente de dos en dos entre los paisanos afincados en Madrid, en el citado Nº 196 vivían compartiendo piso los matrimonios de Clemen, y Candela, y Paulino y Gervasia, y en el Nº 198 de la misma calle José y Rogelia que hasta hacia poco compartieron piso con los anteriores, lo cual demuestra que eran otros tiempos y que a pesar de las estrecheces y penurias había hueco para visitas o acogidas.
A Antonio y a Felipe les tocó comer con Paulino, Gervasia, Clemen y Candela, a Juanito y a Julián con José y Rogelia, aunque a la hora de la verdad, nuestro amigo Julián declinó la invitación y se quedó en casa de los primeros y Juanito se fue con José y Rogelia, allí estuvieron toda la tarde, bien arropados por sus solidarios paisanos.

Emilio Moreno

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