domingo, 13 de febrero de 2011

Molinos del Siglo XVIII

           La industria de los Molinos a mediados del siglo XVIII
              Incluye el origen del Topónimo Moñinu

En torno a los molinos se han creado multitud de leyendas, signo inequívoco de vida a pesar de que por motivos energéticos habitualmente se construían en parajes propicios para ellos y estos en sí, no se encontraban próximos a las poblaciones, no fue un obstáculo para que en sus inmediaciones la vida fluyera de manera incesante.

Junto a ellos se crearon otras edificaciones rústicas que en algunos casos dieron origen a localidades.

La vida que había en torno a los molinos que Villa del Campo tenia en el Árrago, continuó mucho después de que estos cesaran su actividad, certificando que de algún modo, la villa o su origen estuvo desde siempre presente en las inmediaciones del Árrago.

En 1752 había en la Villa del Campo ocho molinos harineros, uno de ellos abandonado por la desidia de sus dueños. Tres de ellos se hallaban en el rió Árrago que molían todo el año con agua del mencionado rió, y los otros cinco estaba situados en el Arroyo Zarzoso, molían con agua cuando este corría y cuando no lo hacían con caballería, todos de una sola muela y rueda.

De los situados en el Árrago, uno pertenecía al Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Coria, estaba situado en Piedrahita, que con el olivar contiguo a él, valía su arriendo 1.100 Reales al año, el arrendatario era Manuel Pérez, vecino del Guijo de Coria.

En el mismo rió había otro llamado Palacio, (aún persiste parte del camino original con el mismo nombre y trazado) dicho molino pertenecía a Narciso del Águila, vecino de Santibáñez, el arriendo valía 550 Reales que pagaba Alonso Guerrero, vecino del Guijo de Coria.

Los citados molinos al estar administrados por vecinos del Guijo producían al Arca de Propios unos 50 Reales al año, por el derecho de Huello, (el Huello era una especie de peaje, que se cobraba por el suelo que se pisaba, en este caso se cobraba tanto a molineros como a lavanderas de dicha localidad).

El otro molino situado en el Árrago, pertenecía al Presbítero Vicente Gil de Roda, Antonio Gil y a Vicente Gil, dicho molino nombrado Recuero, producía cada año 31 fanegas de trigo (el precio de la fanega era de 18 Reales) que pagaban Alonso Gil Muñino y Francisco Rina Mozo.

De los cinco ubicados en el Arroyo Zarzoso, que molían cuando llovía y corría el Arroyo, uno lo llamaban el del Corral de las Colmenas, era de Vicente Gil de Roda y demás dueños expresados en el que le antecede, producía al año 8 fanegas de trigo que pagaban los citados Muñino y Rina Mozo.

Otro molino llamado el de las Zorreras, pertenecía al mencionado Presbítero Vicente Gil de Roda, le producía al año 6 fanegas de trigo que le pagaba Alejandro Hierro, vecino de Hernán Pérez.

También perteneciente a Vicente Gil, hay otro molino en diferente sitio y distancia que le produce 7 fanegas que paga el dicho Alejandro Hierro. (Nótese, que el molino se ubicaba en diferente sitio y distancia, lo cual nos lleva al sitio conocido como La Puente del Molino Moñino, y aquí vemos algo muy común en esta tierra como es la deformación de palabras, de Muñino pasamos a Moñino y nos quedamos tan anchos).

Había otro molino en dicho Arroyo Zarzoso que pertenecía a Francisco Gordo, Clérigo de menores por la Capellanía que goza, fundada por Maria Hernández, le producía al año 6 fanegas que le pagaba el arrendatario Baltasar Reina.
El molino arruinado estaba en el sitio de las pasaderas y pertenecía a Isidro Ruano, Francisco Terroso y Juana Martín, vecinos de esta villa.

En un balcón inmediato a su casa, Gabriel Moreno, vecino de esta villa, tenia una tahona de una rueda que molía Casca con caballería, y le daba una producción de 500 reales al año.

Así mismo había tres molinos de aceite, de una viga y muela cada uno, molían con agua cuando la había y cuando no con caballería, estaban ubicados todos en el Arroyo Zarzoso y próximos al pueblo.

Uno de ellos estaba dividido en 5 partes, la mitad pertenecía al Presbítero Vicente Gil de Roda y la otra mitad a Maria Corchero y Juana Martín a Isidro Ruano y a Francisco Terroso, todos vecinos de la villa, lo administraban de por sí y les producía 400 Reales anuales.

Otro nombrado el de las Zorreras también propiedad del Presbítero Vicente Gil le producía 850 Reales y lo administraba de por sí.

El otro molino de los tres de aceite, pertenecía a Francisco Gordo, Clérigo de Menores por la ya mencionada Capellanía de Maria Hernández, también lo administraba de por sí y le producía 850 Reales cada año.

A los 6 vecinos de esta villa que ejercían el oficio de molineros, a demás de las rentas de los molinos de que eran arrendatarios les consideraban de utilidad 900 Reales, los molineros eran Alonso Gil Muñino y Francisco Rina Menor, arrendatarios del Presbítero Vicente Gil, Alonso y Narciso Izquierdo arrendatarios de un molino propiedad de un vecino de Pozuelo y Baltasar y Francisco Rina por el que le arriendan a Francisco Barahona, vecino de Plasencia, los dos últimos molinos estaban fuera del termino, el de Barahona en el Árrago pero en suelo de Santibáñez.

También había 8 hornos de cocer pan, que pertenecían uno a Diego Fuentes, otro a Francisco Miguel Corchero, a Manuel Rivero, a Pedro Morcillo, a Santiago Corchero, a Juan Gil Ventura, a cada uno de estos se le consideraba les quedaba de producto en cada año 600 Reales y otro que pertenecía a Matías Hernández que por no estar tan usual y al corriente como los antecedentes le consideraban cada año su utilidad en 350 Reales, y otro pertenecía a Vicente Gil, Presbítero de esta villa, y se lo tenia dado en arrendamiento a Simón Prieto, vecino de esta villa, en 130 Reales, que con 500 que le consideraban que le quedaba de utilidad a dicho arrendatario valía el horno 630 Reales, estos hornos estaban situados en las casas de los expresados y dicha utilidad la consideraban además de la renta en que les eran reguladas dichas casas.

El montante de la actividad de tahonas, molinos y hornos de la Villa del Campo en aquellos años, rondaba los 18.000 Reales de Vellón. Cantidad nada desdeñable si se tiene en cuenta que el salario era de unos 3 Reales.




Fotos de J.G.N y Camelia

Anónimo dijo...


LA PUENTI DEL MOLINU MOÑINU
Por qué lo llamamos así.

¡Buen trabajo!que escarba en lo más profundo de las viejas memorias campusas haciendo presentes sus vivencias infantiles en, al menos, los molinos de aceite, lagares para los que vimos moler con el agua del Chorrito o con la jaca del abuelo, hasta que el  Sr. Vicente de Plasencia puso en marcha la fábrica de las eras.
No recordamos lo mismo de los molinos harineros, pero es fácil suponer, les ocurriese igual cuando se puso en marcha la fábrica de harinas de la Chimenea muy anterior a la de aceite,
Sin embargo, con grata sorpresa se nos descubre en este trabajo el origen y evolución del topónimo MUÑINO cuando se hace referencia a LA PUENTE DEL MOLINO MOÑINO.
Independientemente que el conoci disimo Señor ALONSO GIL MUÑINO hubiese regentado en arrendamiento los molinos cercanos al pueblo, según aquí se relata, no es menos cierto que en algún momento de su vida también explotó en arrendamiento "el molino de diferente sitio y distancia" o sea, el más alejado que los demás y debió hacerlo durante tanto tiempo que hasta llegó a prestarle su apellido a aquel paraje tan querido de los campusos que llamamos LA PUENTE DEL MOLINO MOÑINO.
Topónimo Muñino que como todo topónimo que se precie, nace un día y va evolucionando hasta degenerar en MOÑINO y como todos, algún día morirá.
Esperemos que con este trabajo y comentario hayamos alargado su vida más y mas...
14 de febrero de 2011 20:20



Villa del Campo dijo...

Esta claro que el topónimo La Puenti del Molinu Moñinu procede del apellido Muñino, tan solo faltaria saber si fue Alonso Gil Muñino quien dio origen al popular topónimo o fue algún familiar suyo, en cualquier caso el apellido, que debió ser muy popular hace más de 200 años, aun perdura deformado en este topónimo, en 1752 Alonso Gil Muñino tenia arrendados con Francisco Rina Mozo dos molinos al Presbítero Gil de Roda y aparecía entre los molineros locales con un salario estimado en 900 reales al año, en 1820 aparece Antonio Gil Muñino costeando una imagen, altar y retablo en la iglesia, concretamente el altar en que siempre (salvo el incomprensible paréntesis en que pasó al lateral del altar mayor) estuvo la Virgen del Carmen,
en el retablo dice “Se hizo esta imagen y obra a expensas de Antonio Gil Muñino y Josefa Serradilla año de 1820” a consecuencias de esta obra, el altar pierde el símbolo común que tienen todos los altares de la Iglesia. Este Muñino que tiene los mismos apellidos que Alonso, debería tener un buen zurrón para costear estos gastos, y ha de ser conocido y respetado para que el Prior de turno le permita el sello personal (las modificaciones y obras solían ir encabezadas por, Se hizo esta obra siendo Prior, o Párroco Don……) a costa del marcado estilo parroquial, el cómo llegó Antonio Gil Muñino al nivel que parece tener es algo que no cuentan las crónicas, probablemente fuera un hermano menor de Alonso que siguiera los pasos de su hermano, la sociedad que este tenia con Rina Mozo, pudo romperse y formarse con los hermanos Muñino y con el tiempo es evidente que progresaron y pudieron comprar el molino y el resto lo haría el respetable poniéndole nombre, es de suponer que el puente (La puente) se haría para facilitar el acceso y para diferenciarla, la llamaron La Puente del Molino Muñino, quedando ambos unidos en el topónimo hoy conocido como La Puenti del Molinu Moñinu por los siglos de los siglos. Amen.

19 de febrero de 2011 00:37

3 comentarios:

Anónimo dijo...

LA PUENTI DEL MOLINU MOÑINU
Por qué lo llamamos así.

¡Buen trabajo!que escarba en lo más profundo de las viejas memorias campusas haciendo presentes sus vivencias infantiles en, al menos, los molinos de aceite, lagares para los que vimos moler con el agua del Chorrito o con la jaca del abuelo, hasta que el
Sr. Vicente de Plasencia puso en marcha la fábrica de las eras.
No recordamos lo mismo de los molinos harineros, pero es fácil suponer, les ocurriese igual cuando se puso en marcha la fábrica de harinas de la Chimenea muy anterior a la de aceite,

Sin embargo, con grata sorpresa se nos descubre en este trabajo el origen y evolución del topónimo MUÑIMO cuando se hace referencia a
LA PUENTE DEL MOLINO MOÑINO.
Independientemente que el conoci disimo Señor ALONSO GIL MUÑINO hubiese regentado en arrendamiento los molinos cercanos al pueblo, según aquí se relata, no es menos cierto que en algún momento de su vida también explotó en arrendamiento "el molino de diferente sitio y distancia" o sea, el más alejado que los demás y debió hacerlo durante tanto tiempo que hasta llegó a prestarle su apellido a aquel paraje tan querido de los campusos que llamamos LA PUENTE DEL MOLINO MOÑINO.
Topónimo Muñino que como todo topónimo que se precie, nace un día y va evolucionando hasta degenerar en MOÑINO y como todos, algún día morirá.
Esperemos que con este trabajo y comentario hayamos alargado su vida más y mas...

Anónimo dijo...

Otro topónimo CAMPUSO ... el molino de LAS ZORRERAS...

Así se llamó entonces a lo que hoy es el TESO DEL ZORRO

En el lenguaje más castuo de los campusos TESO EL DORRO.

ZORRERAS----- ZORRO----- DORRO

Así es la vida... de una palabra, una frase, un idioma.

Villa del Campo dijo...

Esta claro que el topónimo La Puenti del Molinu Moñinu procede del apellido Muñino, tan solo faltaria saber si fue Alonso Gil Muñino quien dio origen al popular topónimo o fue algún familiar suyo, en cualquier caso el apellido que debió ser muy popular hace más de 200 años, aun perdura deformado en este topónimo, Alonso Gil Muñino tenia arrendados con Francisco Rina Mozo dos molinos al Presbítero Gil de Roda y aparecía entre los molineros locales de 1752 con un salario estimado en 900 reales al año, en 1820 aparece Antonio Gil Muñino costeando una imagen, altar y retablo en la iglesia, concretamente el altar en que siempre (salvo el incomprensible paréntesis en que pasó al lateral del altar mayor) estuvo la Virgen del Carmen en el retablo dice “Se hizo esta imagen y obra a expensas de Antonio Gil Muñino y Josefa Serradilla año de 1820” a consecuencias de esta obra, el altar pierde el símbolo común que tienen todos los altares de la Iglesia. Este Muñino que tiene los mismos apellidos que Alonso, debería tener un buen zurrón para costear estos gastos, y ha de ser conocido y respetado para que el Prior de turno le permita el sello personal (las modificaciones y obras solían ir encabezadas por, Se hizo esta obra siendo Prior, o Párroco Don……) a costa del marcado estilo parroquial, el cómo llegó Antonio Gil Muñino al nivel que parece tener es algo que no cuentan las crónicas, probablemente fuera un hermano menor de Alonso que siguiera los pasos de su hermano, la sociedad que este tenia con Rina Mozo, pudo romperse y formarse con los hermanos Muñino y con el tiempo es evidente que progresaron y pudieron comprar el molino y el resto lo haría el respetable poniéndole nombre, es de suponer que el puente (La puente) se haría para facilitar el acceso y para diferenciarla, la llamaron La Puente del Molino Muñino, quedando ambos unidos en el topónimo hoy conocido como La Puenti del Molinu Moñinu por los siglos de los siglos. Amen.