miércoles, 28 de marzo de 2012

martes, 13 de marzo de 2012

Un Diputado de Madre Campusa

Autor de las Pastorales difundidas por Juan Álvarez de Castro Obispo de Coria, contra los franceses, ver Pastorales en: http://villadelcamponof.blogspot.com/2008/06/archivos-municipales.html
Enlace del Bicentenario del asesinato del Obispo de Coria, Juan Álvarez de Castro: http://villadelcamponof.blogspot.com/2009/08/bicenterario-del-asesinato-del-obispo.html
Enlace del articulo, Sierra de Gata Digital: http://www.google.com/url?sa=X&q=http://www.sierradegatadigital.es/opinion/juan-garcia-perez/antonio-oliveros-sanchez-diputado-por-extremadura-1810/20120311204614001150.html&ct=ga&cad=CAcQARgBIAEoATAAOABA6bX6-gRIAVgAYgVlcy1FUw&cd=GjvcIytIyJA&usg=AFQjCNGg4_DS_VcHcU7_PwrwQ4udiKAQ1w

Extractos del artículo de Juan García Pérez, sobre Antonio Oliveros Sánchez. Diputado por Extremadura 1810, publicado en Sierra de Gata Digital, Marzo del 2012.


Juan García Pérez | Catedrático de Historia Contemporánea Universal y de España (UEX)
Descendiente de una familia de hacendados o labradores ricos, quizás con extracción hidalga, que formaban Francisco Oliveros, natural de Villanueva de la Sierra, y Antonia Sánchez, originaria del núcleo colindante de Villa del Campo, Antonio Oliveros y Sánchez nació en la villa natal de su padre, correspondiente a la diócesis y partido de Coria en la zona más septentrional de la Provincia de Extremadura, el 23 de enero de 1764, recibiendo el bautismo de manos del sacerdote local Don Juan Guerra.

Aprendió las primeras letras en la única escuela de niños existente en su pueblo de origen. Y, decididos sus padres a proporcionarle la formación más adecuada para su estado social, en la propia localidad de Villanueva de la Sierra o algún núcleo cercano debió cursar los estudios de latinidad requeridos a quienes deseaban acceder más tarde a los estudios universitarios.

Su intervención directa en la lucha antifrancesa tuvo lugar, primero, en el norte de la Provincia de Extremadura y, más tarde, en Madrid. Abandonando en secreto la villa madrileña cuando “las perfidias inauditas del opresor de V.M. (su escrito iba dirigido a Fernando VII) y de la nación sacaron al exponente de su vida retirada y fue sabedor de que dicha Provincia había tomado las armas en defensa del trono de V.M.”, el 8 de junio de 1808 partió hacia su pueblo natal en busca, sin duda, de una tranquilidad y seguridad que no le ofrecían las circunstancias políticas y militares de Madrid. Y apenas llegó a su tierra fue a entrevistarse con el obispo de Coria Don Juan Álvarez de de Castro, de quien recibiría la orden expresa de redactar en su nombre dos pastorales “con objeto de dirigir el espíritu público, contener la anarquía y estrechar la unión de la Provincia (de Extremadura) con las demás de la Monarquía” que cumplió de manera inmediata con suma eficacia (AHN, Consejos, Leg. 6.311, Expedientes 1 a 4).

Ayudando al obispo y los miembros del cabildo cauriense en las tareas destinadas a excitar el celo patriótico de la población diocesana y recaudar los dineros que fuera posible a fin de costear los gastos abundantes de la lucha antifrancesa se encontró hasta un momento avanzado del mes de julio de 1808, cuando una presencia muy escasa de franceses en Madrid y, más concretamente, el triunfo extraordinario conseguido por las tropas españolas en la batalla de Bailén (19 de julio) le impulsaron a volver a la Corte.

Instalado otra vez en Villanueva de la Sierra, en un momento cuya datación no especifica “tuvo la complacencia y premio de hospedar y consolar a los Sres. Obispos de Coria y Tuy, a sus familiares y (a) varias religiosas que huyendo del enemigo se refugiaron en casa de su anciana madre”. Y si este hecho resultó un suceso puntual, continuos fueron, en cambio, sus desvelos y trabajos en orden a fomentar entre los habitantes de su pueblo natal y todas localidades del espacio circundante su sentimiento patriótico, inequívocamente antifrancés, pues a partir de entonces dedicó todo su tiempo y esfuerzos a “animar, sostener y dirigir el Patriotismo de los honrados y fieles vasallos de V.M. en todos los pueblos de la comarca”.
Esta actitud radicalmente contraria la invasión napoleónica, una formación intelectual más que notable y, quizás, también sus relaciones muy estrechas con los miembros del Cabildo de la Catedral de Coria, que desarrolló una labor extraordinaria en la financiación de la guerra contra los franceses, hicieron que, tras ser nombrado representante electo por el Partido de Coria, en la elección de diputados a Cortes celebrada en Badajoz el 24 de julio de 1810 terminara siendo elegido representante de la Provincia de Extremadura en la asamblea gaditana con el apoyo de la inmensa mayoría de los electores presente (obtuvo 21 de los 24 votos posibles).
Fernando VII hizo que, fruto de su vinculación al bando liberal en las Cortes de Cádiz, acabara siendo detenido y llevado a la Cárcel Real en las primeras horas de la noche del día 10 de mayo de 1814.
Allí permaneció sin comunicación alguna hasta su condena por el absolutismo en los términos que fijaba el Real Decreto de 15 de diciembre de 1815. Y mandado al exilio, su trayectoria vital se pierde durante algunos años, para retomarse ya sólo cuando tuvo lugar el final de su vida, en un lugar y fecha concreta aún desconocidos de 1820, justo cuando se asistió a una reimplantación temporal del liberalismo.
Villa del Campo 1 comentarios

1 comentario -

Anónimo dijo...

Errores en el periódico HOY. es de Extremadura nombra a Antonio Olivero que no Oliveros como natural de Aldeanueva de la Sierra y no aclara por desconocimiento que a día de hoy es (Villanueva de la Sierra) - Aldeanueva de la Sierra es hoy un pueblo de la provincia de Salamanca.
En el digital Extremadura al día de 10 de Febrero de 2011 dice o se lee que; Antonio Oliveros Sánchez es de Villanueva de la Serena.


Anotación sobre el comentario dejado en esta entrada.

Amén de posibles errores en las diferentes apariciones de la noticia, lo cierto es que  el autor del trabajo es Ángel Paule Rubio y Ángel es de Villanueva de la Sierra, se cita al sacerdote que lo bautiza y ese sacerdote no puede estar a la vez en dos pueblos de parecido nombre, en cuanto al nombre, en la sesión del Congreso del 9 de Diciembre de 1810 aparece como Antonio Oliveros Sánchez  proponiendo una comisión sobre un proyecto de constitución política de la monarquía. La comisión sale adelante y entre los comisionados aparece Antonio Oliveros Sánchez y por si es poco, el trabajo fue presentado por Paule en los Coloquios Históricos de Extremadura, por tanto no existe duda de que Antonio era natural de Villanueva de la Sierra y aun más si enlazamos con la entrada del Bicentenario del asesinato del obispo de Coria, Don Juan Álvarez de Castro, encontraremos respuestas al porqué, cuando los franceses iban a buscar al obispo a Hoyos, lo escondían en Villanueva, Antonio fue el autor de las pastorales que desencadeno el asesinato del anciano y venerable obispo, y puestos a encontrar conexiones puede que Antonio, también tuviera algo que ver con es escondite del obispo de Plasencia, Lorenzo Igual de Soria, esté escondido en Villa del Campo, logro escapar del cerco frances y desencadeno el incendio de los archivos de Villa del Campo, como castigo a la colaboración del escapado.

viernes, 9 de marzo de 2012

El Chozo de Piedra, Arquitectura Popular Extremeña


La arquitectura tradicional es una de las formas más claras de entender los orígenes, costumbres y tradiciones de un pueblo, ella es testigo y espejo de la herencia indígena, suele tener su origen en la respuesta a las requeridas necesidades y funciones del entorno en que se halla anclada, sin causar trasformaciones en su utilización y puesta en práctica.
Claro ejemplo de ello es el chozo de piedra, ancestral construcción de marcados rasgos célticos, rasgos de fácil seguimiento a través de las huellas del tiempo.

En el tratado de Arquitectura, al describir los orígenes de las viviendas pastoriles, Vitruvio venia a decir, que al principio las hicieron plantando horcones y entrelazándolos con ramas, levantaron paredes cubriéndolas con barro, otros edificaron con terrones sobre los que colocaron maderos crudos, rematando la construcción en punta y cubriéndolo todo con ramas secas y barro, de tal modo que resbalase el agua por ellos.
Se basaba Vitruvio en que en su tiempo, siglo I a.C. se seguían construyendo con similares características y podían verse en naciones como la Galia o Hispania.
Antonio González Cordero, puso fecha a esos orígenes, llevándolos al tercer milenio a.C. y sin apenas evolución, el habitáculo se ha mantenido activo durante cinco mil años, buena parte de esa actividad podemos contemplarla a lo largo y ancho de nuestro término, tanto de forma individual como agrupados, unas veces como chozos o majadas, otras como castros o poblados, siempre estuvieron presentes, aunque los tengamos olvidados.
En la definición de chozo, caben las edificaciones de piedra, de habitación permanente o temporera, son de escasas proporciones, (sus reducidas dimensiones apenas si reunían las mínimas condiciones de la época para la que fueron creados,) carentes de ornamentación, sin más pretensiones que las de proporcionar cobijo.

El chozo del camino del Zanco es un vivo exponente de la arquitectura tradicional Extremeña y como tal del chozo de piedra, sin ser joya Tartesa, ni el tesoro de Aliseda, es el mejor legado tanto de la reciente historia como de la del pasado.

El origen del chozo como habitáculo o refugio del hombre, pudo surgir como aprovechamiento de los espacios abundantes en caza y otros menesteres de subsistencia que se hallaran alejados de las cavernas, o bien en su condición de nómada, para seguir el sentido migratorio de los animales de los que provenía gran parte de su sustento, lo cual le permitía ocupar y abandonar espacios sin grandes esfuerzos.

El sentido nómada o itinerante, ha estado siempre ligado a los chozos, llegando intacto hasta nuestro tiempo.

La subsistencia de tan longeva edificación podría basarse en la simplicidad y eficacia de su construcción y su completa adaptación al medio que lo rodea, dándonos una magistral lección del sabio aprovechamiento de recursos naturales, para su construcción se usaba material pobre, piedra no tratada y desigual, de directa utilización, en ocasiones bastaba con juntar las muchas piedras esparcidas por el contorno, acción con la que se limpiaba el suelo dando uso a lo que era un estorbo, quedando la tierra libre de ellas, o bien desde un próximo canchal, extraerla y el hueco dejado quedaba como pedrera que ejercía de abrevadero, dominando el medio sin apenas alterarlo.

                                                    Técnicas de Construcción

La técnica más usada en la construcción del chozo de piedra es conocida como Piedra Seca, aunque a veces como en el chozo del camino del Zanco va mezclada con barro, la piedra utilizada de tamaño y peso pequeño o mediano, hacen que para su construcción no sean necesarios mecanismos ni andamios, sólo un mazo o martillo, una plomada y unas sabias manos, dan autonomía a su ejecución e inmediata respuesta a las necesidades requeridas sin excesivo gasto.
Sobre un suelo firme y liso, sin cimentar, se traza el circulo sobre el que se colocan las primeras hileras de piedra, para lo cual se utilizan las más grandes que darán solidez a la construcción, sobre ellas valiéndose de sus sabias manos el pedrero encaja cada una de las piedras en el sitio más adecuado, formando dos muros encarados en ambos lados, rellenando el hueco con piedras más pequeñas o cascajo, las piedras se inmovilizan por medio de cuñas de tal modo que cada una soporte su propio peso, las jambas suelen realizarse con piedras más grandes, contrapuestas unas a otras dando solidez al muro desde la base hasta el dintel, que suele ser plano y de pizarra y a una altura inferior a la humana, el muro puede tener algún pequeño vano utilizado como entrada de luz, ventilación y vigilancia, interiormente suele tener hornacinas usadas como alacenas, alcanzada la altura deseada, el cierre lo coronaban lanchas sobresalientes a modo de alero, cornisa o voladizo, evitando así que las aguas vertientes caigan por la pared, y sobre ellas se construye
consistente en la colocación de grandes lanchas de pizarra unas sobre otras hasta cerrar la falsa cúpula, finalizada esta se cubre con barro impermeabilizándola de las inclemencias del tiempo, dejando un pequeño hueco a modo de chimenea para salida de humos, el hueco dejado solía taparse con una piedra en época de lluvia.
                                                         Acondicionamiento

Dentro de la simplicidad y las reducidas dimensiones del habitáculo, este solía estar bien aprovechado, en el centro la piedra de la lumbre, en ella bien sobre trébedes o mediante las llares colgadas del techo, el caldero hacia su función mientras los pucheros bordeaban el fuego, a un lado el jergón de bálago, que enrollado podía servir de asiento, al fondo un arcón o baúl en el que se guardaban mantas y ropa sirviendo a su vez de escaño, al otro lado un poyete donde colocar la tinaja del agua, la loza y un espacio para la mesa, bajo esta la banqueta o el tajo bien de corcho o encina, con patas propias o incorporadas, (estos últimos algo incómodos sin cojín y siempre se les caía una pata) a diferentes niveles, tablas sobre estacas o alcayatas
clavadas en la pared servían de estantes a los enseres, complementando la alacena, si es que la había, en las estacas se colgaban alforjas, cuernas, el morral o zurrón, el candil o carburo que iluminaban la estancia, el barril, la chacina y demás utensilios, todo un mundo, dentro de tan reducido espacio, el chozo carecía de puerta, en su lugar una vieja angarillas de la majada, entrelazada de tarmas, escobas o bálago hacia las veces de puerta, en el contorno exterior se ponían poyos que dependiendo del tiempo, bien a la sombra o resolana servían de asiento.
                                          
                                                                    Usos
La utilización del chozo va ligada principalmente a la majada, puede verse relacionado con la custodia y vigilancia de esporádicas productividades, desde él se vigilaba (también inducía a la disuasión por si el propietario se hallaba  dentro) el olivar, la montanera, la viña, el huerto, las colmenas, el melonar o cualquier otro tipo de fruto temporero o propiedad.

                                                                Aportación


Su aportación al modelo económico viene avalada por siglos de antigüedad, en la práctica totalidad de la geografía Extremeña, sus estrechísimas relaciones con el entorno natural y su genuina construcción cien por cien ecológica e integradora, ha hecho de él una significativa expresión de identidad del pueblo Extremeño y un claro testimonio de contribución paralela a formas de vida sostenibles y fomento de los pueblos.


                                                         El futuro
Independientemente del estado en que se encuentren, los chozos de piedra, se hallan protegidos por una Proposición no de Ley de 20 de noviembre del 2005 y amparados por la Ley de Patrimonio Histórico Cultural de Extremadura, como Bienes de Interés Cultural, si bien unos diez días antes de la publicación de estas líneas, el chozo del camino del Zanco, ni tan siquiera se hallaba inventariado, (otro más que añadir a la lista de Bienes de Interés Cultural no inventariados que posee la villa del Campo) aunque en este caso concreto, contamos con la firme intención de la Directora del Patrimonio Histórico Cultural de Extremadura, de llevarlo a cabo.
Mientras eso ocurre, debemos cuidarlo y conservarlo como parte de la vida y cultura de nuestros recientes antepasados, los chozos fueron una realidad que no hemos de olvidar y menos, si aún está, impregnado en sus paredes, el calor humano de quienes lo habitaron.

Fotos cedidas por Minera y Camelia