sábado, 10 de enero de 2009

LAS CANDELAS

Villa del Campo
Descripción de la Fiesta de las Candelas, tal y como llego a nuestros días
Al igual que los rituales de las Purificas, tan extendidos y admirados en toda Extremadura, Las Candelas se basan en la Presentación del Niño en el Templo, tras el parto la mujer quedaba impura y debía estar purificarse para poder participar en el culto.
En Villa del Campo, “Las Candelas” están en continuo desuso, y muy desvirtuadas, suprimiendo antiguos rituales, la falta de sabia nueva, hace estragos en las pequeñas poblaciones, aunque en la medida que se puede se sigue celebrando. La puesta en escena de la festividad, recaía cada año en la mayordomía de la Virgen del Rosario, que atendía esta fiesta de las Candelas la procesión del encuentro el Domingo de Resurrección y la no memos populosa del Ofertorio, primer domingo de Octubre, la falta de Mayordomas, recayó en las jóvenes lugareñas que simbólicamente entraban en quinta, durante décadas, ellas fueron las encargadas de sacar adelante la fiesta, cuando no hay quintas se recurre a voluntarias que se ofrecen a fin de que la fiesta aunque con escasa brillantez no desaparezca, hoy por hoy, hasta esto ultimo resulta complicado de hacer.

La celebración comienza la noche del día 1 de febrero, con la captura de pájaros, al caer la noche los Mayordomos o quintos provistos de linternas, mantas o tupidas redes, se acercan a los numerosos pozos o noras de los huertos que rodean al pueblo, por lo general los pozos están encañados a piedra seca, que suele dejar huecos, donde los pájaros encuentran refugio, parar pasar las duras noches de invierno, en silencio mientras estos duermen se cubre el brocal, sellándolo como mejor se puede, acto seguido se encienden las linternas (antiguamente candiles o carburos) e introducen cabeza y manos entre mantas y brocal y arrojando una piedra al agua, desorientados los pájaros salen en desbandada hacia la luz, cayendo en las manos de los atrapan, antiguamente cuando las paredes eran de tapias, los pájaros aprovechaban los agujeros que dejaban los palos que en su construcción las habían sujetado, para anidar o pasar la noche, al estar tan alto, para capturarlos se construía una tupida red a modo de cazamariposas y sujeta a una vara larga se colocaba en los citados agujeros, al agitar un poco la vara los pájaros salían quedando en la red atrapados, para cogerlos bastaba con arrastrar la vara por la pared hasta la altura de las manos, los capturados se meten en una cesta de mimbre o castaño con doble tapadera donde puedan respirar, y se entregan a las encargadas de organizar la fiesta.

Al día siguiente, se celebra misa a la que acuden la Mayordoma y familiares o amigas, o bien las quintas de turno ataviadas con peineta y mantilla, antes de la misa, se hace una pequeña procesión con velas alrededor de la Iglesia, que viene a representar o escenificar a la Virgen llegando al tempo de Jerusalén.
 (Según la Ley, Hebrea, la madre que daba a luz quedaba "legalmente" impura por cuarenta días si lo nacido era hijo, y ochenta si era hija, durante este tiempo no podía tomar parte en los actos religiosos públicos, cumplido el período, debía ir al templo y en el atrio de las mujeres, recibir la declaración de estar "legalmente" pura, por el sacerdote de turno. Por la purificación debía ofrecer un cordero de un año y una tórtola o paloma; los pobres podían sustituir el cordero por una paloma o tórtola, María era pobre y ofreció dos palomas o tórtolas, una de las dos ofrendas era sacrificada  en holocausto de adoración, y la otra por el "pecado". En aquel tiempo ya se había suprimido que la primogenitura fuera destinada al culto o sacerdocio, dejándolo en un simbólico rescate, y aunque no era obligatorio hacerlo pagar el rescate en el Templo, es de suponer que José, pagase allí el "rescate" de la primogenitura del niño, consistente en cinco siclos de plata “cantidad mencionada en la canción de las Purificas como precio de la Purificación de María, los citados siclos no encajan en la Purificación, ya que a los pobres se les permitía sustituir el cordero por una paloma y el precio de la paloma no es el mismo que el del cordero, razón por la cual el precio de purificarse no debía estar fijado como lo estaba el del rescate de primogénito”. Vivía en Jerusalén un hombre justo y piadoso, llamado Simeón, al que  el Espíritu Santo le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Guiado por el Espíritu, fue al Templo, vio a Jesús y tomándolo en sus brazos alabó a Dios, por haber cumplido la promesa de ver al salvador del mundo, tras bendecirlos le anuncia a María el dolor que le ha de sobrevenir, tanto Simeón como la profetisa Ana, que no se separaba del Templo, hablaba maravillas del niño, siendo este el primer momento, en que María y José, empiecen a tomar consciencia de quien era Jesús).

Dadas las características o normas del citado templo, es difícil encajar la escena representada en las Candelas con lo ocurrido en Jerusalén, razón por la cual es más probable que esta sea tomada de la iconografía popular representada con María ofreciendo al Niño a Simeón, o Simeón con el Niño y María haciendo la ofrenda de las tórtolas. 
Ya dentro del templo, ante el altar, se escenifica la presentación, la Mayordoma o quinta mayor, toma al niño y lo presenta al sacerdote, este lo recibe en una bandeja y lo deposita en el altar presidiendo la ceremonia, (dicha imagen esta especialmente adaptada para cada una de las tres veces que sale en precesión al año, en esta ocasión sale portando al niño Jesús que mediante un saliente de madera adosado al niño se introduce en el costado de la madre, simulando que lo lleva en la mano, o bien con una luminaria encendida y el niño a los pies de ella,) acto seguido, la virgen vuelve a su altar y comienza la misa. 

(al contrario que el resto de imágenes que por su festividad procesionan, la Virgen del Rosario no ocupa un lugar destacado en el Altar Mayor, recordando el atrio de las mujeres del Templo de Jerusalén, que era el lugar destinado a ellas dentro del Templo, la Virgen ocupa un lugar junto a su altar, ubicado en el medio del templo al lado del Evangelio) llegado el ofertorio, las encargadas de la ceremonia, en procesión interior acercan a la Virgen hasta los pies del altar mayor y la Mayordoma o quinta mayor, ofrece las aves al párroco, simulando la ofrenda de Maria y José en el Templo.
El párroco desatando la cesta de los pájaros, da rienda suelta a las aves que revolotean por la iglesia sin sufrir daños, en alguna ocasión se limito el numero de aves, ya que el revoleteo de estos ocasionaba algarabía en la feligresía y la distraía del culto, (tras la colocación de cristaleras en los ventanales de la Iglesia, la suelta de aves se realiza en plena calle, evitando así que estas se estampen sobre las cristaleras) terminada la ceremonia le virgen es llevada al altar mayor y el párroco le devuelve el niño, con las proféticas palabras de Simeón, anunciando a Maria el dolor que había de pasar, con la salvedad de que el párroco no pronuncia las palabras descritas en el Evangelio de Lucas, aunque vienen a significar lo mismo, dichas de forma más comprensibles para el pueblo, tras la misa se abren las puertas y las aves abandonan la Iglesia.


Álbum de las Candelas




























Vídeo "Las Candelas"

Descripción de Las Candelas en dialogo Castuo a cinco bandas, sin más reglas gramaticales que la fonética tal y como a mi me suena.

LAS CANDELAS

     - Vamus muchachus, que mañana son las Candelas y tenemus qu'avial los aperos pa en cuantu la nochi aparesca salil a cogel los pájarus.
     - Tampocu es pa tantu hombri, pa cubril los brocalis con una manta o cobertón tenemus más que de sobra, en las noras no miramus, es en los pozus qu'están encañaus ondi más se queán.
     - Tamíen mos falta un carburu o una güena linterna, hay que buscal un palu largu y jacel una manga con tela metálica, y en cuantitu qu'oscuresca
empezamos con la manga que los pájarus se metin enseguía po los buracus de las tapias y aluegu mos vamus a los pozus jasta qu'enllenemus la cesta.
     - Y digu yo, p'aque los cogemus, pobrecillus estarán sufriendu, apretujáus metíus en una cesta p'aluegu soltalus mañana en L'iglesia, que sentíu pué tenel esu.
     - No me vengas ahora con cuentus, siempri s'hajechu asín y a ningún quintu sé l'a ocurríu preguntal semejanti cosa, además quién iba a sabelu, son tradicionis que no'stan escritas, y sabi Dios dende que tiempos se vienin jaciendu, igual naidi s'acuerda ya d'ellu.
     - Peru no'stá mal sabel porque s'hacin las cosas, no hay na malu en sabelu.
- Apropósitu, mira Duardu porallí vieni el Agüelu, anda y pregúntale, comu el no lo sepa qu'es el que más le gusta indagal las cosas muchu me temu que nunca llegarás a sebelu.

- Agüelu, venga usté p'acá, a vel sí usté lo sabi y mos lo pué contal.
     - Qu'es lo que queríis sabel, pos tó lo que yo sé quieru que los demás lo sepan tamíen.
     - Esti qu'es mú curiosu y dici que porqué hay que soltal los pájarus en L'iglesia el día las Candelas.
     - Miral muchachus y perdonal po lo de muchachus, yo siempri lo he vistu asín y del porqué s'haci la verdá es que no m'acuerdu, tampocu m'he paráu a pensalu, peru ahora que lo mentáis quicías averigual algu se puéa, solu es una posibiliá peru m'habéis dáu una idea.
Mañana se celebra y representa la ceremonia de la presentación del niñu Jesús en el templu, entri judíus era costumbri jacelu, pos bien, nusotrus a esa fiesta la llamamus Las Candelas, candela comu sab'is es lumbri, fuegu, velas y cosas d'esas, y aquí que digamus cera hay poca, en cambiu se sueltan pájarus, pardalis pol más señas, qu'es lo que más abunda porestas tierras, peru poían sel palomas, tórtolas, o comu ya es cuasi San Blas, tamíen poían sel cigüeñas, el casu es que celebramos la presentación en el templu, pos bien en esi templu pué estal la solución.
Miral, una ves me contó un cura qu'estuvu aquí en esti pueblu, jaci ya muchu, muchu tiempu, el porqué expulso Jesús a los mercaderis del templu, po'raquél entoncis yo no llegaba a'ntendel que Jesús los echara a latigazu, ni que poían estal vendiendu, yo siempri había vistu a la genti en L'iglesia callaína y mú quieta y entoncis m'empezó a contal qu'en los templus antigus y el de Jerusalén pol más señas no eran asina, d'esta manera y p'aque yo lo'ntendiera m'esplicó asín comu aquél que ici a grosu móu más o menus d'esta manera.
El templu era comu'na ciudá drentu de la propia ciudá, en su recintu, además de sacerdotis o comu se llamaran por entoncis los qu'oficiaban, no m'acuerdu exastamenti comu me iju que se llamaban, habitaban mucha más genti, cá unu en diferentis tareas o faenas, velandu po las ceremonias y el güen funcionamiento, había un mercáu ondi se compraban los animalis qu'aluegu s'ofrecían o sacrificaban y había que compralus en el templu, los d'a juera estaban impurus, tampoco valía el dinero, había que cambialu a los cambistas del templu, to estu estaba en'l templu,  además de tóas aquellas otras cosas necesarias pa'l cultu, quicías los mercaderis y cambistas abusarun más de la cuenta o se dedicarun a otrus asuntus que no eran de su competencia, esu explicaría d'algún móu que cuandu llegó Jesucristo y vio lo qu'allí estaba pasandu, que se pensaba más en'l dineru qu'en los rezus, arrojara a los mercaderis a latigazu limpiu diciendu. " Mi casa es casa d'oración y no una cueva de ladronis."
Su ira jue contra los mercaderis que no cumplían con lo qu'estaba mandáu,
másomenus asín me lo explicó o asín yo púi entendelu.
Peru vamus a lo que vamus, si en'l templu se vendían animalis pa sacrificius u ofrendas, me paéci recordal que San José y la Virgen comprarun unus pichonis cuandu juerun con'l niñu a presentalu al templu, tal ves nusotrus jagamus lo mesmu, esus pájarus que vais a cogel los presentamus comu ofrenda y aluegu los soltamus sin sacrificálus porque ya no s'hacin sacrificius, Cristu se sacrificó pol nusotrus pa salvalnus y redimilnus.
Y ésta es la'splicación qu'os pué dal mi cortu conocimiento,  de tós modus, il po los pájarus, soltálus y seguil con la tradición no la dejéis jovenzuelus.

- Vaya usté con Dios, no se pr'ocupi. Gracias Agüelu.


                                                                                        E. Moreno



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