sábado, 2 de enero de 2010

LAS ERAS

Las eras: Lugar, sitio limpio y llano donde se trillan las mieses.


Todos alcanzamos a conocer esta definición de la RAE muchos hemos visto el desarrollo de lo que en ellas se hacia y otros tantos lo han practicado, pero en las eras, había algo más profundo en lo que casi nadie ha recabado, algo que por cotidiano, pasaba desapercibido y ni tan siquiera percibíamos.

.Año tras año, entre los presentes se repetía la misma escena, un Domingo, entre San Antonio y San Juan, se repartían las eras, se seguía un criterio sencillo y a la vez complejo, el terreno disponible se dividía, mejor dicho estaba dividido en cuatro partes diferenciadas por los caminos que la cruzaban de norte a sur y de este a oeste, las dos primeras, partiendo desde los álamos por el camino central hacia el legio (ejido) tenían ciertas características, la primera, la que más o menos quedaba entre las escuelas y la fabrica, solía ser para los vecinos linderos o aquellos que tenían balcones o corrales con gallinas próximos a Vallencoso, (“Valincoso”) tío Galo tío Aquilino, Esteban Rebustia, y próximos a la zona, de este modo las mencionadas gallinas que estos vecinos poseían, irían a picar a sus propias hacinas (jacinas) y no a las de los demás, la parte de la izquierda por estar en barrera no la quería casi nadie, la solía ocupar unos tandenes que sembraban mucho, tío Pantaleón y tío Gervasio, y tío Pérez y los Capotes, que veían compensada la incomodidad con mayor espacio, el alto lo solía ocupar tío Martín Lino que solía terminar el ultimo y en el campaba a sus anchas, cada una de las dos partes restantes se correspondían con una zona determinada del pueblo, que a su vez se subdividía por calles y esta se repartía entre los vecinos, bien por el número de ellos o por el de fanegas sembradas, motivo por el cual casi siempre tocaba en el mismo sitio, delimitado el terreno mediante el sistema de pasos largos, se marcaba con estacas o simplemente con unas piedras, posteriormente entre vecinos se solía ceder si alguien necesitaba más, o bien para facilitar el paso, siempre en buena sintonía aunque no exenta de algún rifirrafe.
Poco a poco las desamparadas eras se iban poblando, pasando a ser depositarias del dorado tesoro, y van forjando un paisaje, que evocaba antiguos poblados, los haces, sabiamente colocados en círculos (jacinas) o en rectángulos carrillos con las espigas hacia dentro, escondiendo el grano a los pájaros, se elevaban al cielo, sacando el máximo provecho al escaso terreno, se protegían de posibles lluvias, coronándolas de manera cónica las jacinas y a dos aguas los carrillos a su sombra reposaba el aplanado botijo y los aperos, eran las fieles compañeras del merecido descanso, igual servían de perchero que de respaldo, su condición térmica la aprovechaba la chiquillería como despensa para esconder los nidos de frutas, (nido de cirgüelas), arrancadas del árbol, antes de que la cogiese el amo, también la chiquillería, por la tarde, antes y después de la cena , en esas eras repletas de recovecos y demás rincones y pasillos donde pasar desapercibidos todo el tiempo del mundo, hasta la hora en que había que irse a la era propia a dormir con los padres jugaban al “escondiche veriche” a la malla a los contrabandistas…..

Antes y mientras la retirada, daba tiempo a gastar alguna broma más o menos pesada a los primeros en irse a dormir, arrastrarlos por la parva, quitarles las mantas eran las fechorías más comunes.


Todo el fruto de un año de trabajo espera ser recolectado, llegado el momento de separar la paja del grano, las rudimentarias herramientas hacían el proceso intenso y dilatado, siendo necesarias todas las manos para llevarlo a cabo, las eras absorbían la práctica totalidad del pueblo y se convertían en su epicentro, hasta el punto de que se vivía, comía y dormía en ellas, tender la parva, trillarla, cantearla y allegarla, y posteriormente limpiarla, eran faenas que requerían un trabajo colectivo, no bastaba para ello con las propias manos, el hoy por ti, mañana por mi, se hacia extensible a lo largo y ancho de las eras, aunando brazos que compartían esfuerzo, la trilla requería relevos, ante las larguisimas horas de tedio, sobre ella el viejo tarareaba la tradición con acompasado son adormilado, para los niños la trilla era una mágica alfombra que al subirse en ella les trasladaba a un tiovivo o carrusel que suavemente se deslizaba dejando tras de sí ríos de paja, el joven, tralla en ristre domina las bestias a riendas sueltas, mientras el pedernal quebraba una y mil veces las ardientes pajas, la rutina diaria impedía ver la parte estética que de manera colectiva y a su vez espontánea, se escenificaban, todo estaba en movimiento, mientras uno trillaba otro barría, deshacía las partes que se allegaban o sacaba bálago, uno tras otro, desarrollaban vistosas y armoniosas piezas de ballet, al cantear la parva, mención aparte merecía el arte de limpiar a mano, utilizando la herramienta y el movimiento apropiado, para sacarle el máximo provecho al escaso viento, la trilla en sí generaba de manera común o individual, bellas escenas que no pasaron desapercibidas para el séptimo arte.

Cuando caía la tarde, se acercaba a las eras una hilera de mujeres, porteando con inigualable equilibrio la vianda sobre sus cabezas, básicamente gazpacho o ensalada, también en las eras se extendía el mantel y sobre su suelo, se ponía la mesa, sin platos, a gamellón, en una cazuela y a veces, con alguna cuchara de menos, sí alguien se sumaba a la mesa, al caer la noche, distendidas y amenas conversaciones entre vecinos o amistades, terminadas estas, a cielo raso, sin más techo que las estrellas, sobre la mullida parva, la grandiosa posada de millones de estrellas, abría sus imaginarias puertas, al sereno y acariciados por el relente, llegaba la madrugada, los incesantes gallos de los cercanos balcones pregonaban la aurora, tocaba recoger la cama y vuelta a empezar, un nuevo día se acercaba para vivirlo en hermandad, bajo las respetadas normas verbales de la tolerancia y la fraternidad.


Durante todo el proceso se convivía dentro de un espacio común participativo y solidario, sin títulos ni acreditaciones, la comunidad de las eras, era todo un fenómeno social, cada cual tenia su espacio dentro del común, en la gran casa, sin paredes, puertas, cortinas, ventanas ni techo, en que se convertían las eras, todos formaban una parte activa de ellas, sin protagonismos, como un gran plató de actores de reparto o piezas de un colosal puzzle, coordinado por las simples reglas de la tolerancia y la convivencia.

Hoy estamos lejísimos de aquella tolerancia y convivencia, hablamos de derechos y libertad, mientras por los nuestros, atropellamos a los de los demás.

Este espacio tan común, lo recibimos como heredad, hoy se encuentra más que amenazado, razón por la cual, siguiendo las reglas de la convivencia, que desde siempre lo guiaron, merecería ser consultado y consensuado entre todos, que hacer con tan vital espacio.




Fotofrafías cedidas por Juanje y Julian Gil Nevado

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen trabajo Emilio. Se ves que has epezado el año con fuerza.Las fotos me evocan gratos recuerdos. Ánimo y a seguir así. Abrazos para todos. Pedro Vicente

Anónimo dijo...

EL FRANCÉS EN LA TRILLA

He mirado cantidad de veces estas expresivas fotos evocadoras de la permanente y vieja amistad, y del trabajo solidario y qué mejor cuadro que nuestras eras comunes. Seguro que fueron hechas un domingo de principios de agosto en la mañana, después de misa.
Reconocidos todos sus personajes, excepto el central, el de la burra y la trilla. por más que lo intentaba no lograba reconocerlo, hasta que tras una breve conversación alguien me dice. - ¡Toma, el francés! .- No necesité más y como por resorte contesté.- ¡Toma, el amigo del Inglés!.- Así llamaban, sus amigos, a Chemari q.e.p.d. que vino a su casa en un intercambio familiar por Don Tomasín, en ambos casos para aprender o perfeccionar uno el español y otro el francés.
En el caso de” Fransua”,así se llamaba, Fransua Cabot, lo de perfeccionar el idioma era un decir, pues costaba algún trabajo que otro comunicarse con él. Sirvan como anécdotas: Una tarde de tormenta intentando explicársela, no dijo ni pío, por más vueltas que se le diera a la explicación hasta que alguien le espetó.- Tormenté.- a lo que en actitud comprensiva aseveró.- ¡Oh,la la, ton mente!.- y se tocaba la frente.
Por entonces que en nuestro pueblo no pasaba nada, cualquier cosa que se saliese de la rutina era un espectáculo y asi ocurrió con nuestro Fransua .Cada vez que salía con sus amigos, toda una procesión de niños iba tras él, cosa que no le molestaba y aprovechaba para aprender algo más, aunque algunas veces gastándole alguna broma que otra procurábamos que dijera palabras de difícil pronunciación ,así ocurría con las palabras que llevasen rr o ll.
Nos moríamos de risa escuchándole decir CARRETERA , ¡ CAG---ETEGA! , con gran esfuerzo . lo mismo ocurría con la serie GALLO, GALLINA, POLLO, intentaba, esforzándose, las dos primeras y casi nunca llegaba a la tercera.
Parece que lo estoy viendo, espigado, de andar sutil y ligero como corresponde a un buen deportista, quiero recordar difusamente y no estoy seguro, que practicaba la natación . Siempre con su gorrito de lana blanco con cenefas azules, a la cabeza ,que no se lo quitaba por mucho calor que hiciese.
Le llamaba la atención sobremanera el ver tantos animales sueltos por las calles del pueblo, ejércitos de moscas incluidas de las que no se quejó y sobre todo montar en burro era su debilidad, cuando no era uno, era otro, cualquiera, el primero que tuviese un burro cerca allá que se iba a darse una vuelta con él.
A falta de agua corriente y servicios, las necesidades se hacían en la cuadra o donde te pillara. Fransua descubrió en nuestro pueblo lo sano y gratificante de hacerlo al aire libre , del contacto directo de la suave brisa mañanera o vespertina sobre sus blandas posaderas, así al menos lo manifestaba él .
Pero ,todo pasa y todo queda, como nos enseñó Antonio Machado, nuestro Fransua se nos marchó a su París natal,se fue cargado recuerdos,amigos,y cataratas de intensos sentimientos, los mismos que nos quedó y que aún permanecen en nuestra retina.

SALUT ET EAU REVOIRE, FRANCOIS

Julián Gil Nevado dijo...

Las eran están siendo borradas del mapa de Villa del Campo, lentamente pasan los años y la heredad de todos se va ocultando bajo el cemento. Es el progreso, el futuro,el no va mas.La novedad de hacer casas en las eras no es tal novedad viene de hace mas de cincuenta años atras.
ya habeis visto la foto de la Laguna de Arriba, ahí ya estaban comiendose las eras las casas de tio Galo, tio Simeon y todos los que compraron en esos años llegando hasta la parada.
Siguieron en los años cincuenta construyendo desde las escuelas hasta la casa del secretario.
Despues vino D. Pablo y hizo su propio trasvase, vaciando la Laguna de Arriba y ya sabemos lo demas, [se venden parcelas en las eras].
Ahora con las subvenciones. este ayuntamiento si no pone el suelo no le dan nada, así que pone el suelo de "LAS ERAS" y subvención aprobada.
Eso es lo que tenemos y lo que nos merecemos, porque todo el pueblo tiene familia o amigos que va a vivir a LAS ERAS, asi que callando y otorgando.Pero no nos preocupemos alguien dijo que "LAS ERAS" no son ya útiles y que hay mucho campo. En la Villa del Campo.Villa del Campo, como te quedas sin "LASERAS".