miércoles, 8 de septiembre de 2010

Un Cuento de mi Pueblo

                                                   EN EL DÍA DE EXTREMADURA
                                          UN CUENTO PA MI PUEBLO

                                                                               Introducción

La fabula relatada tras esta introducción, se enmarca en la acepción de “ficción artificiosa con que se disimula una verdad.”
Verdad que todos conocemos y por conocerla la ignoramos.
Abarca un largísimo periodo de nuestro entorno, y por ella desfilan los grandes acontecimientos que forjaron nuestro pueblo, que nos han ido marcando y lo seguirán haciendo.
Mientras su fabulosa raíz siga ahondándose en nuestro suelo, su corazón seguirá latiendo y perdurara en el tiempo.
                                                                         Cuento
Una vez oí a unos pastores, contar un cuento sobre una especie de árboles que hoy día han caído en el olvido, en aquella época los cuentos eran una importantísima fuente de comunicación corrían de boca en boca transmitiéndose de generación en generación.
Hace ya muchos, muchos años, había unos pastores que mansamente apacentaban sus rebaños en un amplio y basto territorio, llegaron a él desde muy lejos, buscando nuevos pastos para sus rebaños, se cobijaban con sus ganados bajo fabulosos árboles llamados Zachocas, de amplio y abundante ramaje, que para tal efecto habían sido plantados, durante siglos, permanecieron en el enclave, pues se adaptaba a sus necesidades como el anillo al dedo, hasta que una despiadada y mortífera fiebre fue terminando con ellos dejándolos casi aniquilados.
Fue pasando el tiempo y con él, iban y venia nuevos rebaños, sin establecerse en el lugar de manera permanente.
Un día, llegaron a él nuevos pastores, ocupando aquel espacio que en heredad les habían otorgado, ocuparon los antiguos Zachocas que estaban en buen estado, los rebaños crecieron y fue necesario crear nuevos cobijos para ellos y su ganado, plantaron más ejemplares de tan singular arbolado, que crecieron sanos y fuertes prestando servicio una vez desarrollados.
Entre ellos había uno, el último de los sembrados en aquel gran campo, que no prosperó al ritmo deseado, por su ubicación les caía un tanto alejado, se encontraba en el último de los confines que el Consejo Regente les había dado, motivo por el cual le habían prestado menor cuidado, el lugar elegido no era el más idóneo para plantar aquella especie de árbol, ya existían en su entorno otros y corría el riesgo de ahogarse entre los ya consolidados, el suelo no acompañaba ni daba los mejores pastos, pero el lugar era diferente, había en él algo carente en el resto de sus resguardos, aunque era evidente que mientras los demás se habían desarrollado él malamente prestaba servicio y apenas si se posaban en él pájaros de mal agüero, el Consejo decidió prestarle mayor atención y abonarlo, fue pasando el tiempo bajo mimos y cuidados, el árbol fue creciendo y poco a poco se fue enraizando.

Un buen día, fue elegido por una enorme Águila Imperial, para asentar en él sus Reales posaderas, sus tiernas ramas se tambalearon ante tan Imperial fuerza, lejos de troncharse resistió el envite y sus ramas se cimbraron con elegancia y firmeza. El Águila resplandecía en sus ramas con la amplia y variada corte de aves de exuberante plumaje que la acompañaban, cuando desde sus ramas, la Imperial Águila reemprendió el vuelo, aquel árbol superaba su prueba de fuego, no fue en vano el esfuerzo en él realizado, en apenas tres lustros de intensos cuidados y firmes progresos, había alcanzado la mayoría de edad, ahora estaba preparado y maduro para resguardecer y dar cobijo, para prestar servicio a quienes le habían mimado.

Cuentan las modernas crónicas, que después de tantísimo tiempo, aquel árbol sigue y sigue creciendo dando cobijo y amparo a quienes se acercan a el, o pasan a su lado.
E. Moreno.

Para facilitar un poco más la lectura del cuento y que resulte más fácil descifrarlo, se incluye el comentario de un anónimo que ha dado en el clavo.
Comentario de un anonimo

Emilio: Entre tus aclaraciones en la introducción y el triple significado que parace, tiene tu palabra ZACHOCAS, creo que puedo entender tu cuento, que no es un cuento sin más sino una alegoría sobre Villa del Campo.
Nos sitúas en la ribera izquierda del Árrago desde la junta de los ríos a la Raíz y la ermita. donde Vettones, Arragones y romanos sembraron sus ZACHOCAS: ZAhurdones, CHOzos y CAStros. Lo bárbaros, epidémca fiebre acabó con todo por allí, posteriormente, moros y cristianos alternativamente se iban convirtiendo en vencedores y vencido y viceversa. Nuevos pastores llegan a estas tierras, La orden de Alcántara que comienza a asentar los pueblos de la sierra y aledaños, siendo Villa del Campo tal vez el último y el más alejado de los anteriores, teniendo por vecino demasiado cercano a un pueblo ya consolidado como Pozuelo, quizás ya de otra encomienda puede que rival, por lo que difícil hubo de ser su desarrollo.
Y surge la eterna pregunta:¿POR QUÉ FUE UBICADO VILLA DEL CAMPO DONDE ESTAMOS EN VEZ DE ALLÍ ABAJO DONDE EL AGUA Y LAS COMUNICACIONES ERAN MÁS FAVORABLES? Puede que la respuesta sea harto sorprendente.
Todo comienza a cambiar con la llegada y estancia de la Princesa Mª Manuela de Portugal, Águila Imperial de altos vuelos, el Emperador Carlos I que le da el título de Villa y lo hace independiente de Santibáñez, sin olvidar a Frey Gonzalo de Valdivieso, posible mano secreta ejecutora de tan relevantes actos.
El resto es fácil añadirlo.

Sólo me queda felicitarte por esta entrañable alegoría.

9 de septiembre de 2010 17:52

Evidentemente se trata de Villa del Campo y las Zachocas, son mezcla de Zahúrdas, Chozos y Castros, son los poblados Vettones y posteriores, el epicentro está en la junta de los ríos, pero en cuanto a riberas se ha quedado corto nuestro amigo anónimo, ya que al comienzo la fabula abarca un territorio más amplio, casi todo el valle del Alagón y la margen derecha del Árrago, la fiebre son los Bárbaros que lo arrasan casi todo, cristianos y moros suben y bajan sin establecerse mucho tiempo, los nuevos pastores son los Alcantarinos, aquí el espacio se reduce y es la Zachoca de Villa del Campo el ultimo confín, todos sabemos que entre árbol y árbol hay que dejar un espacio para que las raíces de uno no se coman al otro, y el pozuelo ya estaba allí, nuestro amigo invierte el orden cronológico, ya que es el Emperador Carlos I quien decide cuidarlo, haciéndolo villa, y tres lustros más tarde ya esta preparado y recibe a la Princesa, el resto no es necesario contarlo.

Sobre la gran pregunta, seguro que tiene respuesta, pero habrá que esperar a que llegue su debido tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Emilio: Entre tus aclaraciones en la introducción y el triple significado que parace,tiene tu palabra ZACHOCAS,creo que puedo entender tu cuento, que no es un cuento sin más sino una alegoría sobre Villa del Campo.
Nos situas en la ribera izquierda del Árrago desde la junta de los ríos a la Raiz y la ermita. donde Vettones, Arragones y romanos sembraron sus ZACHOCAS:ZAhurdones, CHOzos y CAStros. Lo bárbaros, epidémca fiebre acabó con todo por allí,posteriormente, moros y cristianos alternativamente se iban convirtiendo en vencedores y vencido y viciversa. Nuevos pastores llegan a estas tierras, La orden de Alcántara que comienza a asentar los pueblos de la sierra y aledaños,siendo Villa del Campo tal vez el último y el más alejado de los anteriores,teniendo por vecino demasiado cercano a un pueblo ya consolidado como Pozuelo, quizás ya de otra encomienda puede que rival,por lo que difícil hubo de ser su desarrollo.
Y surge la eterna pregunta:¿POR QUÉ FUE UBICADO VILLA DEL CAMPO DONDE ESTAMOS EN VEZ DE ALLÍ ABAJO DONDE EL AGUA Y LAS COMUNICACIONES ERAN MÁS FAVORABLES? Puede que la respuesta sea harto sorprendente.
Todo comienza a cambiar con la llegada y estancia de la Princesa Mª Manuela de Portugal,Águila Imperial de altos vuelos,el emperador Carlos I que le da el título de Villa y lo hace independiente de Santibáñes, sin olvidar a Frey Gonzalo de Valdivieso,posible mano secreta ejecutora de tan relevantes actos.
El resto es fácil añadirlo.
Sólo me queda felicitarte por esta entrañalable alegoría.