
Emulando a aquellos Ediles, que a finales del siglo XVIII, imponían penas en vinos, estos aguerridos futboleros, conquistaban trofeos que tambíen consumían en concejo, ¡Que años aquellos!.
Ahondando en el tema se ha recopilado información tanto oral como testimonial de quienes recuerdan, haber visto los cimientos y de otros que en algún momento oyeron hablar de ello y se llega a la conclusión de que el edificio que había en la barrerita el fraile era un convento y la ermita estaba en el alto de las eras, a la derecha del camino que subía entre la laguna y el pozo de los grifos, más o menos dicen que, no muy distante del parque nuevo, y más cerca de los cercados, de este modo, la información del cid y la versión de la canción, ha resultado ser autentica y acertada, aunque por aquello de la rima, limita la percepción a una hora, este enclave es perfectamente compatible o más si cabe, con lo relatado por el prior sobre los festejos que hacia la cofradía de la Misericordia el día 20 de Enero (ver San Bertol) y que consistia en consumir una vaca entre los pobres como se hacia tiempo atrás, o repartir pan, queso y vino entre estos, por valor de 210 Reales de Vellón, y que parece lógico, que se hiciera en las proximidades de la ermita y en ambiente festivo, y para ello había que disponer de un espacio abierto y amplio.
La aparición de los molinos supuso un gran avance, libero al hombre de un duro trabajo, pero no genero empleo, a los molinos harineros se solía ir a moler según las necesidades y el molinero se quedaba una parte por el trabajo realizado, los de aceite también conocidos como lagares, solían ser hidráulicos por lo que solo funcionaban en época de lluvias, solían estar dirigidos por un capataz y quizás algún empleado, pero generaba poco empleo, la aceituna se depositaba en los chiqueros y se molía por turno, cuando tocaba moler, el propietario de la aceituna colaboraba en el proceso, y también dejaba una parte por el proceso, el ultimo harinero que funciono fue el de tía Rufina, este molino, fue trasladado de su enclave inicial y funciono durante algún tiempo en los años 60 por propulsión mecánica, en el huerto que lleva su nombre, el ultimo lagar en funcionar fue el de tío Canias junto al chorrito, también sobre los años 60, el mecanismo de ambos molinos era similar, si eran hidráulicos, el agua era conducida mediante un canal que terminaba en fuerte pendiente, de esta forma el agua tomaba mas fuerza para mover la rueda motriz, los harineros por tener mas uso, no podían limitarse a la época de lluvias, en que corrieran los arroyos y funcionaban también con tracción animal, (también conocidos como tahonas) el proceso era similar, después de la molturación se separaba la harina del salvado mediante cribas o tamices, la aceituna molturada se depositaba en capachos de esparto para ser prensada mediante un usillo, el oro liquido caía a unas tinajas de barro que solían estar bajo tierra y mediante filtros o coladas se separaba el orujo y el alpechín del aceite, la producción de cera ya nos aclaran que era la suficiente para el pueblo, (industria casera) lo mismo sucedería con la de jabón, pero la que si genero una verdadera cadena de empleo fue la de paños y bayetas, en 1791, 1829 y 1843, como ya se ha dicho, nos aclaran cuantas había, que materia prima consumían, donde la adquirían y cuantos vecinos se dedicaban al trato del paño, cuando Madoz describe de manera general, la industria provincial de Cáceres, alude que escasea esta, porque la tierra es muy pingüe, y los alimentos son abundantes y baratos, pero no obstante se ejercitan los oficios necesarios para las atenciones de la vida cotidiana, y cita como industria, lavaderos de lana en Cáceres, fabricas de paños y bayetas en Hervás, Torrejoncillo,
Torremocha y Villa del Campo, de curtidos en Cáceres, el Casar y Garrobillas, de loza en Cáceres, Arroyo y Guijo de Granadilla y varias de jabón blando en muchos pueblos, por tanto estamos ante los escasísimos pueblos con industria, para el buen funcionamiento de la industria del paño, eran piezas elementales los batanes, sin ellos no era posible el buen desarrollo, y he aquí a estos desconocidos artilugios, o al menos no tan conocidos como los molinos o lagares, antes de llegar al batán, la lana era lavada y secada, se desmotaba para eliminar impurezas, luego se cardaba, una vez cardada se hacían madejas y ayudados por la rueca y el huso se trasformaba en ovillos, terminado este proceso, se tejían en los telares las bayetas y paños, (como ya se ha dicho en el Campo había 12 de estos telares) los productos que salían de los telares eran frágiles y ásperos, cuando estos necesitaban ser mas suaves y resistentes, se les sometía al proceso de abatanar, este proceso se realizaba en el batán, el batán es una maquina de madera de roble, con cuatro patas clavadas en el suelo, normalmente funcionaba con energía hidráulica, también podían ser de sangre, y de esta ultima energía debían de ser los que había en el Campo, ya que el liquido elemento es escaso aquí en todo tiempo, el proceso era largo y continuado y debía funcionar tanto en invierno como en verano, el mecanismo consiste en un eje solidario, que eleva dos pesados martillos o mazos también de madera, mediante dos levas y estos al caer golpean de manera alternativa sobre una pila o recipiente, conocido como imina, esta imina estaba labrada sobre un tronco y se ubicaba en el centro del armazón, sobre la imina se colocaban los paños doblados en zigzag, los tejidos eran golpeados una y orea vez por los mazos hasta lograr su enfurtido, para evitar rozamientos y deterioro, los paños eran mojados constantemente mediante un pequeño canal o conducto que llegaba hasta la parte superior de la imina, este proceso de abatanado o golpeteo, hacia que los tejidos se entrecruzaran y compactaran más, el resultado era un tejido más uniforme, resistente y agradable al tacto, terminado este proceso se secaban y eran cardados o tundidos según procediera y posteriormente se tintaban en los mencionados tintes de pardos colores, también había mano de obra indirecta, ya que para elaborar estos productos eran necesarias ciertas materias primas y algo más importante aun, había que dar salida al producto, Para ello contaban con una red de entre veinte y ochenta arrieros, según épocas, en 1791 se informa que hay unos veinte, en 1829 la cifra sube hasta ochenta y en 1843 no se especifica número, estos arrieros distribuían el producto, generalmente puerto arriba, para ello utilizaban dos o tres caballerías cada uno y además subían aceite y bajaban trigo y vino entre otras cosas, como puede apreciarse todo un proceso de elaboración y distribución que daba trabajo a muchas familias. 