martes, 26 de agosto de 2008

LA ELECCION DE ALCALDES EN EL CAMPO A FINALES DEL SIGLO XVIII

LA ELECCION DE ALCALDES

A finales del siglo XVIII, cuando en España Reinaba Carlos IV, en algunos pueblos existía una curiosa forma de elegir a quienes serian los encargados de impartir justicia, se denominaba, electores de conducta o conciencia, consistía en que entre las autoridades salientes nombraban según su cargo, un numero determinado de sujetos de entre los de mejor conducta y cristiandad, los nombres de los seleccionados, se sorteaban en un cántaro, de el, se extraían la mitad de los nombres, y estos eran los electores encargados de elegir un candidato cada uno, también de entre los de mejor conducta y cristiandad, los nombres de estos candidatos se metían en el cántaro y la mano de un niño iba sacando los nombres y los primeros hasta completar el cupo eran los electos.
En el caso que nos ocupa, el Ayuntamiento de Villa del Campo, lo formaban dos Alcaldes ordinarios y tres regidores, cada uno de los alcaldes nombraba dos personas de entre los de mejor conducta y cristiandad, el regidor decano nombraba otros dos, y uno cada uno los otros dos regidores, total salían 8, estos ocho se sorteaban en un cántaro y los cuatro primeros eran los electores encargados de elegir un candidato cada uno, también de entre los de mejor conducta, etc. etc. Los nombres de los cuatros candidatos elegibles, se sorteaban en el cántaro y los dos primeros que sacaba la mano de un niño eran los Alcaldes electos, de igual modo para los regidores.
A primera vista esta formula de elección podría parecer buena, pero era todo lo contrario, el pueblo estaba dominado por un abogado y dos escribanos, uno de ellos numerario y el otro del Real Servicio de Millones, estos eran quienes influían en los alcaldes y regidores y siempre se elegían a personas cercanas a sus intereses e ideales, formando así un circulo vicioso para satisfacer sus necesidades particulares y no las del bien común. Uno de los puntos mas sangrantes, era el ejido de arriba, por encontrarse mas próximo al pueblo, el ejido estaba sin cercar, y era eso, un ejido y como tal ejercía, pero estos avispados prevaricadores lo fueron cercando para si y para sus allegados y enchufadillos, sin hacer participe a los mas necesitados, si alguien se revelaba, actuaban represaliando los pandilleros, hasta que todo volviera a la calma, de este modo, año tras año con total impunidad, se iban renovando los cargos y así fue pasando el tiempo.
En los albores del siglo XIX encontramos al escribano de los Reales Servicios De Millones y un ex alcalde acusados de malversación de caudales públicos y ocultación de documentos.

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