Ante las adversas condiciones del terreno, los campusos buscaron bajo las piedras con ahínco el líquido elemento, y a fe que bajo ellas lo encontraron, de ello dan testimonio los innumerables pozos y fuentes con que cuenta Villa del Campo.
Las obras públicas de captación de aguas (hoy mayoritariamente en desuso excepto las lagunas) forman una tupida red, algunas de las cuales son de extraordinario mérito y singular encanto, entre las fuentes cabe
destacar la del Oro y la Grande, estas fuentes son dos magníficas obras de arte y ambas poseen una gran belleza estética, en la primera destaca su exterior, muy somera, y de marcado estilo romano, está cubierta con arco y bóveda de medio punto, sin argamasa o mortero, piedra contra piedra resiste el envite del tiempo, en la fuente Grande, la belleza y el encanto es interior, de forma cuadrangular, espléndidamente encañada de arriba abajo con piedras de granito, una de ellas de grandes dimensiones situada en la cara norte, denominada la piedra Mora, (cuenta la leyenda que una mora la llevo allí sobre su cabeza) que probablemente sea la firma del autor, su encanto va a más cuanto menos agua tiene, (es impresionante verla cuando está casi vacía) completan la obra un brocal granítico
de cuatro piezas iguales y dos poyos del mismo material, daba servicio a más de medio pueblo, de menor importancia artística pero de gran utilidad y exquisito sabor es la fuente de la Esquina abastecía a una parte del pueblo, calle Abajo y el Cristo, próximos a su ubicación, más reciente y de escaso interés, es el pozo de los Grifos, su enclave, debajo de la Laguna de Arriba hacia que su agua fuera poco acta para el consumo humano, aunque las autoridades dijeran todo lo contrario, el resto de la red lo componían pozos de menor calado, repartidos en el entorno del pueblo.
El valor activo de los pozos y fuentes que abastecían el consumo diario, fue disminuyendo con la llegada de la precaria agua corriente y a medida que esta se fue consolidando se abandonaron pozos y fuentes, mención aparte merece la Jerrumbrosa, (siempre se pronuncio con jota) fuente de aguas ferruginosas, que cura ciertos dolores, querida y apreciada por todos los campusos, (al menos hasta hace poco) la Jerrubrosa era una fuente sencilla cargada de embrujo y acorde con su entorno, el agua fluía de pila en pila hasta derramarse en el suelo, alimentando a un puñado de juncos y algo de grama, para preservarla hubiera bastado con un empedramiento rectangular de su contorno con materiales de su mismo entorno, piedra y tierra dándose la mano como en la vieja usanza, su actual aspecto recibe más rechazo que aceptación.
No menos importante en esta red de obras publicas son las lagunas, fundamentalmente destinadas como abrevadero del abundante ganado, jugando un destacado papel en la economía local, entre las más próximas al lugar destacaba la llamada laguna de Arriba, (hoy desaparecida) de considerable perímetro, contenida básicamente de manera artificial por un amplio y solidó paredón de tierra, contaba en su interior con una
especie de rompeolas de piedras hincadas en el suelo a la altura del rebosadero que fortalecía el paredón y evitaba el desgaste de este con el pequeño oleaje de los días de viento, en las épocas en que el agua estaba clara, la laguna era utilizada como lavadero entre otros muchos menesteres y en sus estancadas aguas se criaban anguilas, pardillas y las exquisitas tencas de resonada fama comarcal, la laguna permaneció intacta hasta el día en que la secaron rompiendo el muro de contención, en la misma vertiente se encuentra la laguna de Abajo, que tomó mayor relevancia al eliminarse la de Arriba, de escaso valor histórico, enclavada en un precioso escenario que se presta a soberbios atardeceres, muy retocada en todo su perímetro y contorno no quedando de la original más que la ubicación y el nombre, que ahora seria la de Arriba, ya que más abajo en la cañada de los Mojones, en el antiguo descansadero se creo otra laguna recientemente.
Por su enclave y bello paraje, brilla con luz propia la laguna del Sapo, situada en una encrucijada de caminos y veredas, no muy alejada de la población, esta laguna es sin duda la más querida de todas, servia de complemento a la red, ya que gran parte del ganado que pastaba en la dehesa bebía en ella antes de llegar al pueblo. A la hora de cerrar la red principal no hemos de olvidar la laguna más antigua de todas, para algunos romana para otros prerromana, milenaria en cualquier caso es la laguna Viciosa, hoy muy alejada de la población aunque no siempre fue así.
Obviamente la red de abastecimiento en ambos sentidos era bastante más amplia, no solo alrededor del pueblo, los pozos son signos inequívocos de vida y el término del Campo esta minado de ellos, (hasta no hace mucho, había multitud de familias esparcidas a lo largo y ancho del termino que en tinados o casetas pasaban gran parte de su vida, subían al pueblo a por vianda pero esta no incluía agua) pozos en los que nunca faltaba una lata o calambuco, atado a una rudimentaria cuerda, con el que se extraía el agua que paliaba las sedientas gargantas.
Desde el corazón pueblo, con los desaparecidos pozos Morón y de la Calle a la cabeza, hasta el ultimo confín de su termino, bien públicos, en casas, huertos, cercados o parcelas, hay centenares de pozos, fuentes, manantiales, lagunas, charcas o pedreras, que los Campusos hemos escavado a pico y barrena, buscando agua allá donde esta estuviera.
Álbum de pozos y Fuentes casi olvidados
Fotos cedidas por J.G.N. Jorge. Minera. y Uno del Pueblo. Gracias a todos.
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