lunes, 2 de febrero de 2009

JUEGOS, DECIRES Y RECUERDOS DE AQUELLOS DORADOS AÑOS

1 DE ABRIL DE 2009. CON EL FIN DE NO RESTAR PROTAGONISMO A LA ENTRADA DE LACONIMURGO, SE HA REUTILIZADO UNA QUE DATABA, DEL 2 DE FEBRERO.


Cadaunodenosotrosformaparteactivadeellugardondehabita.

Cada momento vivido, cada uno de nuestros actos, individuales o colectivos, pasan a engrosar, la historia del sitio donde son concebidos, que sean relevantes o no, dependerá del color del cristal con que sean vistos.

Cada uno de nosotros, ha dejado y va dejando su huella escrita, en cientos de vivencias, repartidas por los entrañables rincones, que componen nuestra Villa, puede que no sean dignas de grandes letras, sino menuditas, pero sobrevivirán a nuestras vidas, si pasan a formar parte de la memoria colectiva.

Lugares como la Plaza, los hospitales, la peña el vago, la solejera, el alto la Iglesia, la retina, la plazuela, el rollo, el pozo la calle, los álamos, la chimenea, la calleja las tapias, el posito, los cortinales, el pozo morón, la calle abajo, el cristo, los arrabales, la calle el cuerno, la calleja del cura y la pedrera del choche, eran lugares de juegos donde la imaginación corría a raudales, a medida que la edad avanzaba el circulo se agrandaba ajustándose como anillo al dedo para el que fue creado, y pasaban a formar parte del escenario de los sueños, los olivares, el güerto del tío Macario, la barrera, el camino de la fuente, la güerta de tía Rufina, las viñas, la engarilla, el vergel, el teso la jorca, portugalete, la laguna arriba, las eras, el pozo los grifos, la china el corral concejo, la laguna abajo, la cruz de las lagunillas, la laguna el piojo, la fuente del oro, el regato de la pasión, el güerto de la culebra, la güerta el prior, el pozo de las brujas, la crudita, que junto con la fuente grande, formaría otro cinturón secundario que lejos de apretar o ahogar nos daba más libertad, y que a su vez se extendía a sitios como el mojón, la carretera, el cruce, los mojones, vallencoso, la entrada la dehesa, la laguna el sapo, la barrerita el fraile, el güerto curina, los pinares, las minas, los molinos, el chorrito, el teso el zorro o el güerto castañuelero, se hacían cada vez más familiares, a la vez que oíamos hablar de otros lugares que nos parecían muy, pero que muy lejanos y algo mágicos, sitios que estaban al final de la dehesa o de los olivares, en los que los padres o hermanos mayores desarrollaban sus batallas diarias, el legio, la granja, peñas maricon, la raíz de arriba y abajo, la parra, la ermita, la jerrumbrosa, la fuente de los escondios, la puente del molino moñino, la cola del pantano, la junta de los ríos, la reina, el gorronal, eran algo de lo que habíamos oído hablar alguna vez, pero que muy poquitos, habían estado en tan lejanos sitios.
Todos los lugares mencionados y otros muchos que sin duda habré olvidado, fueron en gran medida techumbre de nuestras fábricas de juguetes, escenarios donde se desarrollaron algunos de nuestros primeros conocimientos.



Sin el más mínimo error se puede asegurar que todos y cada uno de los Campusos, (al decir Campusos se incluyen ambos sexos, así como aquellos que sin serlo, entre nosotros, haya sentido, vivido y compartido, gratos momentos) tenemos cientos de historias que contar, sobre alguno o varios de los escenarios aquí mencionados, todos ellos fueron mudos testigos, de nuestras inquietudes, pillajes, quimeras, juegos, travesuras, fantasías o sueños y alimentaron con creces nuestra hambre y sed de conocimientos.



Nuestros trasteros o cuartos de los juguetes estaban completamente vacíos, quizás en alguna trojes, algún apero podría servir para el juego, no por ello dejamos de ser felices, todos estos lugares los teníamos a nuestro alcance, todo y algo muchísimo más importante, capacidad para crear los propios instrumentos del juego y desarrollar con ellos, una amplísima y completa gama de actividades y entretenimiento.

Sirva esta introducción, para que a partir de ella, demos vida de nuevo, a nuestros pequeños pero grandes momentos, este espacio esta abierto a todos, rememoremos sin malicia tan entrañables recuerdos, ya que no volverán, recordémoslos al menos, dejemos por un momento, esta vida tan cargada de malos humores, irritaciones, intereses, politiqueos, materialismos, rencillas y desprecios, en la que nadie se siente seguro y aun sin estar solos, no se tienen compañeros, demos una pequeña alegría a quienes tantas y tantas cosas, con nosotros compartieron, hagámosles recordar que hubo un tiempo, en el que la amistad era lo primero y la palabra amigo, valía más que una montaña de dinero, contribuyamos con nuestros recuerdos a despertar en los demás participes, tan gratos momentos, sembremos una semilla, que con el cuidado de todos, ira creciendo y dará abundantes frutos, no seamos tacaños, a cambio de nada, demos algo de lo nuestro, aunque solo sean………..RECUERDOS.



Los interesados pueden rememorar sus recuerdos, con su propio nombre, como anónimos o bajo seudónimo, dejando un comentario en la entrada, o bien mediante el siguiente correo electrónico, villadelcamponof@yahoo.es en ambos casos, se añadirán al blog.

Valga este infantil viaje, al interior de nuestra entrañable tierra, para romper el hielo y como invitación, a quienes se acercan a este blog, buscando nuevas historias, a que sean ellos mismos, quienes escriban sus propias vivencias.

VIAJE AL INTERIOR DE LA TIERRA

Una de las acciones más fascinantes, por lo novedoso y el riesgo que conllevaba, era adentrarse en el interior de una de las minas abandonadas que había en Villa del Campo, rondaba el final de los años 50 y la aventura no era nada fácil y mucho menos, al tratarse de exploradores que apenas si habían cumplido los 10 años, (en mi caso ni eso) para tan magna aventura, era necesario, contar con alguien que conociera el terreno y tuviera experiencia en ello, y en el alto de la Iglesia teníamos el guía perfecto, conocía la zona como la palma de la mano y tenia experiencia en ello, bajaba con frecuencia a ellas, por mero entretenimiento, no en vano tenia un güerto frente al pinar donde las minas se ubicaban (hablo en pasado por desconocer si actualmente siguen al descubierto) y a solas con su alma aventurera, solía pasar bastante tiempo por aquel güerto, me refiero a Ventura, todo un manitas, precoz aventurero y pionero, con palos y cañas hacia de manera magistral, yugos, arados, liendras, liendros y todo tipo de aperos, construía unos carros con latas de sardinas que eran la envidia de todos, las ruedas que le ponía, hechas de la suela de las alpargatas, no solo rodaban y no se le salían como a los demás, sino que hasta giraban, el esterado que le acoplaba, era el más grande y el que más paja cargaba, más tarde llego a dominar la fotografía, muchas de las fotos con gente del pueblo, que circulan por Internet, son obras suyas, pero volvamos a la mina que es a lo que íbamos.


Mucho le habíamos oído hablar de las minas, le pedimos que nos llevara con el, un buen día accedió y nos dijo que podíamos acompañarlo, dicho y hecho, esta vez estábamos dispuestos ya habíamos hecho algún que otro intento, no en esas minas, sino en el túnel del teso el zorro, que está más cerca y es más fácil por estar al menos al principio en llano, pero nunca habíamos logrado adentrarnos más que unos pocos metros, cruzamos el chorrito y por una vereda, sobre el margen derecho del arroyo, nos dirigimos al lugar donde están las minas, el pinar de los Cuecos, concretamente creo que era de tío Regino.



Ventura se acerco a su güerto y vino con una escoba seca, atada y mucho más pequeña que las de la matanza, ya que se asemejaba a una antorcha, era el único medio con el que contábamos, todos le dijimos que eso enseguida se apagaba, el nos decía que no, pero nosotros no lo veíamos claro, le pedimos que fuera a por más, el insistía en que era suficiente, que allí dentro duraba más, aunque no sabia explicarlo, accedió y fue a buscar otra, era más que patente el miedo que teníamos, al que más y al que menos, el corazón no solo le latía, sino que le daba saltos, y no de alegria la entrada no estaba en llano, comenzamos a descender por el terraplén, hasta llegar a un rellano, donde aun llegaba la luz del día, desde allí partían dos galerías, frente a nosotros había otro terraplén muy profundo y oscuro, al cual no dejaba que nos acercáramos, tiro una piedra rodando, que fue arrastrando a otras a su paso, al final se oyó un Plof, Chaf, Ploc, que retumbaba por toda la cueva, todos comprendimos lo que había al final, esto acrecentó, si es que cabía más el cerote que llevábamos dentro, desde allí ,tuve la intención de volverme, aun estaba a tiempo, no lo hice por aquello del que dirán, pero a buen seguro que los demás tendrían idénticos pensamientos.



Encendió Ventura la escoba antorcha y nos pidió que fuéramos tras el y junto a la pared, no cabía la menor duda de que le obedeceríamos, tomamos la galería de la izquierda, por que decía, que era más profunda, cuando apenas habíamos avanzado unos metros, una banda de murciélagos, nos dio la bienvenida revoloteando sobre nuestras cabezas, esto nos corto hasta el aliento, dejando bien patente el miedo que arrastrábamos, y por si fuera poco el eco redoblaba nuestros temores, estábamos en una cueva, con chupa sangres incluidos, todos habíamos oído muchas historias y cuentos, ¡Son murciélagos! decía Ventura, ¡No tengáis miedo!



Los temblores se fueron pasando, poco a poco las pulsaciones fueron bajando y se compensaron con las nuevas sensaciones que veníamos percibiendo, la vista se acostumbro a la penumbra y evidentemente la escoba antorcha se consumía muy despacio, esto nos daba seguridad y confianza para el regreso, la galería seguía los caprichos de las vetas del mineral buscado y así paso a paso llegamos al milite de donde se podía llegar.




El regreso fue algo más sosegado, ya sin tantos miedos y bastante más relajados, el interior de la mina parecía más acogedor allí, bajo aquellas, piedras donde los mineros en un tiempo no muy lejano, arriesgando sus vidas, se afanaban por arrancarle a la tierra sus secretos, estábamos nosotros, viviendo intensamente el momento (más tarde supe, que el mineral que de ella se había sacado, era muy preciado y escaso, tiene multitud de aplicaciones, y fue usado mucho durante la segunda guerra mundial, para endurecer las cabezas de bombas y proyectiles anticarros, que al estar dotados estos, de planchas cada vez más resistentes, se hacia necesario que el proyectil, también estuviera blindado, esto supuso que el metal escasease y debido a su importancia se cotizaba muy caro, incluso hay quien argumenta que la falta de este material contribuyo a la derrota del bando Alemán, se trataba de Wolframio, un material muy puro y de máxima dureza ya que contiene el punto de fusión y el de ebullición más elevado de los metales conocidos, terminada la contienda y la poca abundancia del mineral, llevaron a las minas al total abandono, pero dejemos esto para otra ocasión si procede, o tal vez alguien que lo viviera, quiera ilustrarnos y contarnos los devenires, trapicheos y contrabando que en torno al dicho mineral se fue generando)y deseando poder contarlo, a la hora de salir, desde los pies de la empinada ladera, por la que se accedía, antes de subir, me fije en algo que al bajar, quizás por el miedo no había observado, solo se veía un trocito del cielo, sobre la boca de la mina, un trocito de cielo con una nubecilla blanca, solo era eso, pero fue fantástico, verlo desde aquel objetivo, hice la foto y vía retina, la guarde en mi memoria, en alguna película he visto algo semejante, pero nada comparable con mi recuerdo, la mina, vista desde la actualidad, no tendría en si el menor encanto, pero en aquel tiempo y para nosotros, era toda una hazaña lo experimentado, aun recuerdo, la enorme sensación y satisfacción interior, que invadía mi cuerpo, después de haber superado todos los miedos.

AQUELLA SANA COSTUMBRE DE TIRAR TIESTOS

Puede que a más de uno, esto de tirar tiestos le extrañe o le suene raro, pero hubo un tiempo en que era de lo más normal del mundo, otros sin embargo puede que lo hayan olvidado, aunque era una costumbre extendida por toda España, hay casos documentados desde Granada a Asturias, pasando por Villa del Campo, otra cosa bien distinta es el origen y motivo de tan ancestral costumbre, hay quien la deriva de tirar el tejo, de hecho, también se tiraban tejas, ya que este material al caer y romperse, cumplía con varias de las funciones, que con el acto de tirarlo se pretendía, pero dejemos lo de tirar los tejos, porque entre otras cosas, creo que merece un capitulo aparte, el dato mejor documentado de tirar tiestos que conozco, procede de un pueblo de Granada y puede valer como apunte, habla de la costumbre de tirar la teja o tirar tiestos, hace referencia a la época de invierno y más concretamente en carnaval, consistía en que cuando una pareja formalizaba sus relaciones, generalmente los amigos del novio, se reunían y provistos de objetos de barro, llenos de lo más variopinto, entraban sigilosamente en la casa donde los novios estaban hablando, y arrojaban los tiestos a los pies de los novios o a los de quien estuviera guardando la cesta (guardar la cesta se refiere a la persona que acompañaba a la pareja) y salían corriendo para no ser descubiertos, en otros lugares, comenzaba esta costumbre el día de San Sebastián, (como vamos observando, San Sebastián, marcaba costumbres y tradiciones y nosotros perdimos hasta su ermita) en algunos puntos de Extremadura, al menos en lo que se conoce o ha llegado hasta nosotros, más bien se trataba de travesuras o juego de niños en torno al carnaval , habrían el postigo, llamaban y tiraban el objeto, cuando más estruendo mejor, en el caso que nos ocupa, tenemos conocimiento, que aquí en Villa del Campo, se solía echar en un envase de barro, para luego tirarlo en el patio de la casa, productos mal olientes, mezclados con algunas brasas, tales como cagajones secos, pezuñas de animales o cuernos, (todos conocemos aquello de me “güele” a cuerno “quemao”, cuando algo no nos gusta) también se tiraban envases de cristal, como botellas o tarros, con liquido dentro, o polvo de pimiento picante, y una retahíla de cacharros que causaran molestias, yo lo conocí ya en decadencia y un tanto descafeinado, pero seguía siendo divertido, se practicaba durante la cuaresma y normalmente en un entorno reducido próximo a donde se vivía o de confianza, más que nada se trataba de chiquilladas, aunque los viernes después del Miserere, la mocedad, también lo practicaba, aquí como en otros muchos sitios, tiesto significa, principalmente maceta, sitio en el que se plantan flores, pero también se suelen llamar tiestos a muchos trastos viejos, por tanto la variedad de los utensilios para tirar era muy amplia, aunque lo más corriente era tirar un trozo d teja, ladrillo, gorrones y algún que otro tiesto con tierra incluida, que previamente había sido hurtada de algún corral, la cuestión era molestar o fastidiar lo máximo posible, (en algunos pueblo utilizan la palabra Rallar, para definir el objetivo, y a fe que se adapta perfectamente a lo deseado) tal vez el motivo de tirar los tiestos, tenga su arraigo en el echo de estar en cuaresma, tiempo de perdón por antonomasia, la puesta en escena era bien simple, después de oscurecer y normalmente antes de cenar, aprovechando que las puertas tenían postigos y que estos solo se solían cerrar por la noche, bien en pandilla o solo, (digo lo de solo porque en mi zona, un tal Prudencin el solito, se encargaba de tirarlos todos, le encantaba tirar tiestos, sobre todo en mi casa, la tenia tomada con nosotros, el tal Prudencin, es el mediano de los hijos varones de tío Prudencio el “cantaol”) se iba al sitio o sitios deseados, se abría el postigo y se preguntaba por alguien, “tía Maria” ¿Habéis “cenao”? Pregunta muy común en aquellos tiempos, sin esperar respuesta, se espetaba, ¡Allá va el arroz y el “pescao”! Se tiraba es cacharro y pies para que os quiero, había una casa que por sus características la hacían ideal, el patio estaba un poco inclinado, y tenia un pasillo más inclinado aun, era el sitio preferido por todos para tirar bolindres y toragallas, me refiero a la casa de Don Tomás, el estruendo que harían corriendo y saltando aquel pasillo abajo, seria tremendo, aunque esto solo sus hijos podrán saberlo, ya que nadie se quedaba allí para escucharlo, tirarlas y salir pitando todo era uno, luego se contaban estas travesuras como hazañas, todo esto en poco tiempo se fue perdiendo, ahora seria imposible, las puertas están cerradas a cal y canto, y ni el aguante de los suelos, ni el de la gente es el mismo, ya no toleramos nada, ni permitimos nada a nadie.
Sobre la percepción de esta costumbre es de suponer que hay muchas versiones y más amplias, esta seria un tanto genérica y de aproximación, con algunos pequeños matices, no obstante, quien conozca otras formas o versiones, puede reflejarlas en este mismo espacio, si ese es su deseo.


COMENTARIO DE UN ANONIMO QUE FIRMA
Anonimo dijo...
Agradezco la invitacion y os contaré una anécdota que me ocurrió allá por los gloriosos años 60 del siglo pasado, de esto hace ya casi una eternidad.Yo siempre he creído que era un tío espabilado, listo, bueno se podría decir que muy listo.Hay un momento en la vida de todo chaval en el cual empieza a darse cuenta que ya va siendo grande (lo que ahora decimos mayor) y como tal tienes que actuar y desenvolverte, te das cuenta que es así, cuando mandas a otro muchacho chico a hacer un recado y, éste, sin rechistar va y lo cumple.A mi me llegó el día a la temprana edad de 9/10 años, allá por 1966/67, tratándose de un tío tan listo no es de extrañar que llegue tan pronto, así es la vida.Yo estaba jugando con otros muchachos, con Jose Pedro, Antonio Bonilla, Manolo "el del Sordo" y puede que alguno más, estabamos en la trasera de la casa del cura en el rincón, frente a la casa de "la" Manuela, era día de diario (no domingo ni festivo) eso es seguro, excepcionalmente ese día yo tenía dinero, no sé cómo, pero os aseguro que fue así, cogí al primer "chivarraco" que había a mano (chivarraco era el término que empleábamos para nombrar a los chavales que a los 6 años pasaban de la escuela de párvulos a la de D. Pedro Santos), decía, llamé al primer chivarraco, en este caso Chemari Naveira, hijo de José y Carmen, que tendría 5/6 años y le dije : anda toma estos dos reales (para los jóvenes, moneda de niquél con un agujero en el centro cuyo valor facial era 50 cts. de peseta), vas al comercio de Felicísima y me compras un chupa-chupa (en fino un chupa-chups), cuando vengas te daré un chupón (te dejaré que chupes el chupa-chupa una vez).Al chivarraco (un pringao) no le queda otra que cumplir con el encargo, lo que ocurre es que tarda un poco, luego mucho y claro hay que ir a ver qué pasa, porque no viene, me encamino hacia el comercio y cuando voy por la puerta de "la" Basilisa Botejara veo que Chemari está detrás de la cortina de la puerta del comercio, me acerco y puedo comprobar con estupor que se está comiendo el chupa y que está a punto de terminar, a todo esto mis compañeros de juego que venían acompañándome empiezan a reir a carcajada limpia, supongo que no sería para menos, os podeís imaginar la cara que se me quedaría a mí, un tío tan listo y tan mayor como en aquel momento era yo, viendo como un chivarraco de apenas 6 años podía dármela de aquélla manera.Por suerte, la cosa no fue a mayores, a pesar de ser tan listo ¿qué podía hacer yo?..........pues nada. Que cada uno saque su propia moraleja y la escriba como comentario a continuación.A la vista de posibles comentarios, otro día os contaré otra anécdota, contiene algo que si no lo es, hasta donde yo sé se parece a una EXCLUSIVA MUNDIAL, también extraída de hechos reales, que no tiene más pretensiones que entretener un rato y de alguna manera retratar aspectos parciales de cómo éramos.Todo esto hay que verlo desde el prisma de un tío tan espabilado como yo y, claro, podría ocurrir cualquier cosa.Un saludo a tod@s.
Antonio Moreno Corrales.
PD. :Felicidades para Emilio, hoy día de su cumpleaños.

Villa del Campo dijo...
MORALEJA: A todo hay quien gane y sin salir del corro.

COMENTARIO DEJADO POR MINERA

NIÑOS DE LOS CINCUENTA Y SUS JUEGOS
A mi padre: Henchido, lleno,
pleno de gratitud.

¿Te acuerdas Juan?...
¡Qué bullicio, qué algarabía!
¡La Chimenea llena de niños,
lleno el Alto de la Iglesia,
no veas la plaza y el rollo,
la calle abajo, repleta
y qué decir De los álamos,
y qué decir de las eras ¡

En una calle empezábamos.
A tapar la calle que no pase nadie
na más que mi agüela
comiendo cirgüelas…
Sí, Juan y tapábamos las calles y a veces con dos filas. Éramos muchos y todos juntos, alegres y sin complejos.
Nos íbamos quedando, cada uno en nuestro barrio y volvíamos a jugar.
Sacábamos nuestra lata de sardinas con su cuerda atada, Juan, vaya trabajo de ingeniería que hacíamos diseñando en la tierra de las calles una difícil carretera con las más sinuosas curvas nunca vistas.
Y salían nuestros carros, primero le poníamos el esterado con cartones, cortina trasera de trapo incluida. ¡Claro, como debe ser, igual que la del carro de nuestros padres .
Los llenábamos de tierra o paja.
Hasta nos hacíamos los aperos. A ti, Juan, lo que más te gustaba era ir a las viñas a coger las cañas secas, esas de fácil moldear y con las que nos hacíamos las liendras, los liendros las palas, las llegaderas…

Y éramos felices
Y soñábamos
Y éramos capaces
De lograrlo.

Juan, hoy ha llovido. Todavía corre el regato del Rollo. Sin más palabras nos poníamos a hacer pesqueras. Con el barro de la calle hacíamos el muro de contención.
Enseguida convertíamos el Rollo en una inmensa balsa de agua, para nosotros, el “Atlántico por Portugal” .La palabra piscina malamente anidaba en nuestro vocabulario de entonces, como mucho, la de estanque.
Y nos íbamos tan felices, sin tan siquiera reparar en que íbamos de barro “hasta los topes” y que a continuación llegaría la riña o la chuleta materna, cuando no, el alpargatazo en las costillas, pero nunca, reprimidos o traumatizados ni “zarandajas” de las de ahora. ¡Que nos quiten lo bailao!
Mira Juan, qué quieta está la tarde, sólo algún solitario pardal mueve, apenas, una diminuta rama de su viejo álamo, su paz nos envuelve y nos sosiega, pero lo nuestro es jugar.
Al grito de … a la una val de la mula, todos corremos prestos y dispuestos a hacer ostentación de nuestras habilidades saltarinas.
Bonito y ejemplar juego. Fíjate, Juan que, ignorantes e inconscientes, mezclábamos: Música con gimnasia, agilidad con ritmo, habilidad con poesía y ¡Qué poesía!
Ahora que lo sé, Juan. Es el perfecto modelo en el que se apoyarían quienes hacen o enseñan cómo hacer un poema de enumeración, retahílas o palabras encadenadas, que luego aplicarían poetas, circos, televisiones, cantantes…

…Pero… ¡Vamos a jugar!

A la una, val de la mula
a las dos, no culá ni coz ,
(y le dábamos un golpe con el culo.)
a las tres, el brinco de San Andrés ,
(y saltábamos cinco veces)
una, dos, una, dos, una dos y tres,
a las cuatro , cien mil varas por alto,
a las cinco, la cruz y el brinco
(había que hacer la cruz con el pie al saltar.)
a las seis, pasó por mi calle el rey,
a las siete, salto y pongo mi carapuchete,
(y lo colocábamos en las espaldas del burro mientras saltábamos)
a las ocho vino el carnero mocho
y se llevó tos los bizcochos,
(y conforme saltabas los tenias que coger.)
a las nueve pulique quiere
pero no puede.
(le dabas con el tacón mientras saltabas.)

Claro, si fallabas eras tú el que te quedabas y hacías de burro.
Seguro que si nos ven los nuevos profes de E. Física pasan de tablas.
Y el juego seguía Fíjate, Juan, en la nueva estructura del poema.
A nosotros, nadie nos dijo nunca lo de las palabras encadenadas y aquí tienes el mejor ejemplo de ellas, pocas composiciones la superarían:

Juanillo el esquilaor,
muerto lo llevan en un serón,
el serón era de esparto,
muerto lo llevan en un zapato,
el zapato era de un cura,
muerto lo llevan a la sepultura,
la sepultura era de cal,
muerto lo llevan al hospital
el hospital estaba cerrado,
muerto lo llevan a los mercados.
En el mercado había una peña,
en la peña, un río,
en el río, un pino,
en el pino ,una rama,
en la rama , un nido,
en el nido un galgo.
Extiéndete bicho largo
acábate de extender,


Y el juego terminaba con una frase, cuyas palabras, eran medio inventadas y medio reales, pero que nosotros sabíamos plenamente su significado. ¿Te acuerdas? ¿Y de lo que había que hacer?
A la estada --- pimentada ----con azote --- pulique ---y culada
Hoy la tarde se vistió fría y plomiza, por el pantano suben nubes oscuras y amenazantes, mensajeras de malos augurios.
Poco a poco y sin acuerdo previo, chicos y jóvenes vamos llegando a los portales del ayuntamiento, nuestra sala de juegos y refugio de malos tiempos.

Juan, para y escucha: “¡Jaba! ¡Jaba! ¡Jaba! …¡Jabón!”
Y jugamos a jaba.
¡Enorme montaña humana!
¡Torre sin fin infantil!
¡Saltos de gato o gacela!
Y fuerza, de jabalí.

El que hace de burro soporta y aguanta a ver quién es el primero en caer para ser relevado.
Alguien propone jugar un rato al Melonar, al instante todos preparados.
Uno es el melonar y otro es el guarda. “A desacotar el melonal, el primero es mío”, y le da el primer puñetazo a su melón.
A continuación comienza el desahogo. Todos a intentar golpear al melón sin que te toque el guarda, eso significaría que te quedas tú. ¡Pobre melón si el guarda se va o se duerme!
Ahora dirían que eran juegos salvajes, algo de brutos sí que tenían, siempre dependiendo de quienes jugasen. Lo que sí es cierto, que nunca se fue nadie a casa ni conmocionado ni herido .
Juan,¡ las nubes ,las nubes…! ¡rayos, truenos y centellas! Es una noche de boca de lobos. El agua azota las fachadas que da miedo escuchar el estrépito y las calles van “de encuentro a encuentro”.

… Juan, ya no están
los portales del ayuntamiento.
Se los llevaron,
como se llevan los muertos
al Campo Santo.
Se fueron,
como se va la vida
y queda el recuerdo.

Y jugábamos a muchos juegos más, poco conocidos, conocidos y muy conocidos.
Ocasión habrá para repetir con ellos similar experiencia escrita.
Pero ahora te dejo, Juan, y me quedo a solas y sólo con mis pensamientos, sabiendo que tú también lamentas la enhoramala en la que desaparecieron tus portales, nuestros portales, que fueron del pueblo.

MINERA

COMENTARIO DEJADO POR MINERA

LOS ACEITEROS

He revivido infinidad de veces, presumo que lo seguiré haciendo, cada vez que los sueños dormidos despierten y se asomen a la ventana de la memoria o llamen a la puerta donde viven los viejos recuerdos, el juego de los ACEITEROS. Salíamos escopetados al recreo. La escuela estaba en la peña EL VAGO actual casa de nuestro buen amigo Elías. Unos éramos los contrabandistas y otros hacíamos de caballos. ¡Quéelegantes éramos en el trote, galope y demás movimientos equinos! ¡Qué bien acoplados y acompasados íbamos caballo y jinete! Claro, abundaban los caballos en el pueblo, en todas nuestras familias los había, hasta que poco a poco iban siendo sustituidos por mulos. ¡Cómo no íbamos a conocer a fondo tan noble animal, tan fiel amigo! ¡Hala, a correr y que no nos encuentre la guardia civil! Todos los olivares, hasta el regato La Pasión o el pinar y la mina. ¿Seguirá aún allí el Pino Padre? eran nuestro patio de recreo. Saltábamos, subíamos y bajábamos paredones, zarzales, charcos y regatos como liebres, como si la fuerza gravitatoria quisiese hacer una excepción en nosotros. ¡Qué sutileza y qué carga de libertad! Íbamos llenos, más que llenos, con COMUELGO. Hasta el punto que cuando queríamos regresar ya habían pasado dos, tres más... recreos. Don Antonio nos estaba esperando, palmeta en mano, nos calentaba las propias o "NOS QUEDABA PRESOS", sin comer, hasta que a las cinco nos íbamos a casa y mañana..."VUELTA A EMPEZAR". ¡SALUDOS AFECTIVOS!
MINERA

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Agradezco la invitacion y os contaré una anécdota que me ocurrió allá por los gloriosos años 60 del siglo pasado, de esto hace ya casi una eternidad.
Yo siempre he creído que era un tío espabilado, listo, bueno se podría decir que muy listo.
Hay un momento en la vida de todo chaval en el cual empieza a darse cuenta que ya va siendo grande (lo que ahora decimos mayor) y como tal tienes que actuar y desenvolverte, te das cuenta que es así, cuando mandas a otro muchacho chico a hacer un recado y, éste, sin rechistar va y lo cumple.
A mi me llegó el día a la temprana edad de 9/10 años, allá por 1966/67, tratándose de un tío tan listo no es de extrañar que llegue tan pronto, así es la vida.
Yo estaba jugando con otros muchachos, con Jose Pedro, Antonio Bonilla, Manolo "el del Sordo" y puede que alguno más, estabamos en la trasera de la casa del cura en el rincón, frente a la casa de "la" Manuela, era día de diario (no domingo ni festivo) eso es seguro, excepcionalmente ese día yo tenía dinero, no sé cómo, pero os aseguro que fue así, cogí al primer "chivarraco" que había a mano (chivarraco era el término que empleábamos para nombrar a los chavales que a los 6 años pasaban de la escuela de párvulos a la de D. Pedro Santos), decía, llamé al primer chivarraco, en este caso Chemari Naveira, hijo de José y Carmen, que tendría 5/6 años y le dije : anda toma estos dos reales (para los jóvenes, moneda de niquél con un agujero en el centro cuyo valor facial era 50 cts. de peseta), vas al comercio de Felicísima y me compras un chupa-chupa (en fino un chupa-chups), cuando vengas te daré un chupón (te dejaré que chupes el chupa-chupa una vez).
Al chivarraco (un pringao) no le queda otra que cumplir con el encargo, lo que ocurre es que tarda un poco, luego mucho y claro hay que ir a ver qué pasa, porque no viene, me encamino hacia el comercio y cuando voy por la puerta de "la" Basilisa Botejara veo que Chemari está detrás de la cortina de la puerta del comercio, me acerco y puedo comprobar con estupor que se está comiendo el chupa y que está a punto de terminar, a todo esto mis compañeros de juego que venían acompañándome empiezan a reir a carcajada limpia, supongo que no sería para menos, os podeís imaginar la cara que se me quedaría a mí, un tío tan listo y tan mayor como en aquel momento era yo, viendo como un chivarraco de apenas 6 años podía dármela de aquélla manera.
Por suerte, la cosa no fue a mayores, a pesar de ser tan listo ¿qué podía hacer yo?..........pues nada.
Que cada uno saque su propia moraleja y la escriba como comentario a continuación.
A la vista de posibles comentarios, otro día os contaré otra anécdota, contiene algo que si no lo es, hasta donde yo sé se parece a una EXCLUSIVA MUNDIAL, también extraída de hechos reales, que no tiene más pretensiones que entretener un rato y de alguna manera retratar aspectos parciales de cómo éramos.
Todo esto hay que verlo desde el prisma de un tío tan espabilado como yo y, claro, podría ocurrir cualquier cosa.
Un saludo a tod@s.
Antonio Moreno Corrales.

PD. :
Felicidades para Emilio, hoy día de su cumpleaños.

Villa del Campo dijo...

MORALEJA: A todo hay quien gane y sin salir del corro,

MINERA dijo...

LOS ACEITEROS

He revivido infinidad de veces,presumo que lo seguiré haciendo,cada vez que los sueños dormidos despierten y se asomen a la ventana de la memoria o llamen a la puerta donde viven los viejos recuerdos,el juego de los ACEITEROS.
Salíamos escopetados al recreo.La escuela estaba en la peña EL VAGO
actual casa de nuestro buen amigo Elías.
Unos éramos los contrabandistas y otros hacíamos de caballos.¡Qué
elegantes éramos en el trote, galope y demás movimientos equinos!¡Qué bien acoplados y acompasados
íbamos caballo y jinete! Claro, abundaban los caballos en el pueblo,en todas nuestras familias los había,hasta que poco a poco
iban siendo sustituidos por mulos.
¡Cómo no íbamos a conocer a fondo tan noble animal, tan fiel amigo!
¡Hala, a correr y que no nos encuentre la guardia civil!
Todos los olivares,hasta el regato La Pasión o el pinar y la mina.¿Seguirá aún allí el Pino Padre?eran nuestro patio de recreo.
Saltábamos,subíamos y bajábamos paredones, zarzales, charcos y regatos como liebres, como si la fuerza gravitatoria quisiese hacer una excepción en nosotros .
¡Qué sutileza y qué carga de libertad! Ïbamos llenos, más que llenos,con COMUELGO.Hasta el punto
que cuando queríamos regresar ya habían pasado dos, tes más...
recreos.
Don Antonio nos estaba esperando,
palmeta en mano,nos calentaba las propias o "NOS QUEDABA PRESOS" ,sin
comer , hasta que a las cinco nos íbamos a casa y mañana...
"VUELTA A EMPEZAR".
¡SALUDOS AFECTIVOS!
MINERA

Anónimo dijo...

JUEGOS Y DECIRES DE ANTAÑO
A mi padre: Henchido, lleno, pleno
de gratitud.


¿Te acuerdas Juan?...
¡Qué bullicio, qué algarabía!
¡La Chimenea llena de niños,
lleno el Alto de la Iglesia,
no veas la plaza y el rollo,
la calle abajo, repleta
y qué decir De los álamos
y qué decir de las eras¡

En una calle empezábamos.
A tapar la calle que no pase nadie
na más que mi agüela
comiendo cirgüelas…
Sí, Juan y tapábamos las calles y a veces con dos filas. Éramos muchos y todos juntos, alegres y sin complejos.
Nos íbamos quedando, cada uno en nuestro barrio y volvíamos a jugar.
Sacábamos nuestra lata de sardinas con su cuerda atada, Juan, vaya trabajo de ingeniería que hacíamos diseñando en la tierra de las calles una difícil carretera con las más sinuosas curvas nunca vistas.
Y salían nuestros carros, primero le poníamos el esterado con cartones, cortina trasera de trapo incluida.¡Claro, como debe ser, igual que la del carro de nuestros padres .
Los llenábamos de tierra o paja con comuelgo y todo.
Hasta nos hacíamos los aperos. A ti Juan lo que más te gustaba era ir a las viñas a coger las cañas secas, esas de fácil moldear y con las que nos hacíamos las liendras, los liendros las palas, las llegaderas…
Y éramos felices
Y soñábamos
Y éramos capaces
De lograrlo.

Juan, hoy ha llovido. Todavía corre el regato del Rollo. Sin más palabras nos poníamos a hacer pesqueras. Con el barro de la calle hacíamos el muro de contención.
Enseguida convertíamos el Rollo en una inmensa balsa de agua, para nosotros, “el Atlántico por Portugal”. La palabra piscina malamente anidaba en nuestro vocabulario de entonces, como mucho, la de estanque.
Y nos íbamos tan felices, sin tan siquiera reparar en que íbamos de barro “hasta los topes” y que a continuación llegaría la riña o la chuleta materna, cuando no, el alpargatazo en las costillas, pero nunca, reprimidos o traumatizados ni “zarandajas” de las de ahora. ¡Que nos quiten lo bailao!

Mira Juan, qué quieta está la tarde, sólo algún solitario pardal mueve, apenas, una diminuta rama de su viejo álamo, su paz nos envuelve y nos sosiega, pero lo nuestro es jugar.
Al grito de … a la una val de la mula, todos corremos prestos y dispuesto a hacer ostentación de nuestras habilidades saltarinas.
Bonito y ejemplar juego. Fíjate, Juan que, ignorantes e inconscientes, mezclábamos música con gimnasia, agilidad con ritmo, habilidad con poesía, y ¡Qué poesía!
Ahora que lo sé, Juan, es el perfecto modelo en el que se apoyarían quienes hacen o enseñan cómo hacer un poema de enumeración, retahílas o palabras encadenadas, que luego aplican los poetas, circos, televisiones, cantantes…

…Pero…¡Vamos a jugar:

A la una, val de la mula
a las dos, no culá ni coz ,
(y le dábamos un golpe con el culo.)
a las tres, el brinco de San Andrés ,
(y saltábamos cinco veces)
una, dos, una, dos, una, dos y tres,
a las cuatro, cien mil varas por alto,
a las cinco, la cruz y el brinco
(había que hacer la cruz con el pie al saltar)

a las seis, pasó por mi calle el rey,
a las siete, salto y pongo mi carapuchete
(y lo colocábamos en las espaldas del burro mientras saltábamos.)
a las ocho vino el carnero mocho
y se llevó tos los bizcochos,
(y conforme saltabas los tenias que coger.)

a las nueve pulique quiere
Pero no puede.
(le dabas con el tacón mientras saltabas.)
Claro, si fallabas eras tú el que te quedabas y hacías de burro
Seguro que si nos ven los nuevos profes de E. Física pasan de tablas.
Y el juego seguía Fíjate, Juan, en la nueva estructura del poema. A nosotros, nadie nos dijo nunca lo de las palabras encadenadas y aquí tienes el mejor ejemplo de ellas. pocas composiciones la superarían:
Juanillo el esquilaor,
muerto lo llevan en un serón,
el serón era de esparto,
muerto lo llevan en un zapato,
el zapato era de un cura,
muerto lo llevan a la sepultura,
la sepultura era de cal,
muerto lo llevan al hospital
el hospital estaba cerrado,
muerto lo llevan a los mercados.
En el mercado había una peña,
en la peña, un río,
en el río, un pino,
en el pino, una rama,
en la rama, un nido,
en el nido un galgo.
Extiéndete bicho largo
acábate de extender,
Y el juego terminaba con una frase, cuyas palabras,
eran medio inventadas y medio reales, pero que nosotros sabíamos plenamente su significad . ¿Te acuerdas? ¿y de lo que había que hacer?

A la estada --- pimentada ---- con azote --- pulique ---y culada




Hoy la tarde se vistió fría y plomiza, por el pantano suben nubes amenazantes y oscuras, mensajeras de malos augurios.
Poco a poco y sin acuerdo previo, chicos y jóvenes vamos llegando a los portales del ayuntamiento, nuestra sala de juegos y refugio de malos tiempos.

Juan, para y escucha: “¡Jaba! ¡Jaba! ¡Jaba! …¡Jabón!”
y jugamos a jaba.
¡Enorme montaña humana!
¡Torre sin fin infantil!
¡Saltos de gato o gacela!
y fuerza, de jabalí.

El que hace de burro soporta y aguanta a ver quién es el primero en caer para ser relevado.
Alguien propone jugar un rato al Melonar, al instante todos preparados.
Uno es el melonar y otro es el guarda.
“A desacotar el melonal, el primero es mío” , y le da el primer puñetazo a su melón.
A continuación comienza el desahogo. Todos a intentar golpear al melón sin que te toque el guarda, eso significaría que te quedas tú. ¡Pobre melón si el guarda se va o se duerme.
Ahora dirían que eran juegos salvajes, algo de brutos sí que tenían, siempre dependiendo de quienes jugasen. Lo que sí es cierto, que nunca se fue nadie a casa ni conmocionado ni herido .

Juan, ¡las nubes, las nubes…! ¡rayos, truenos y centellas! Es una noche de boca de lobos. El agua azota las fachadas que da miedo escuchar el estrépito y las calles van de encuentro a encuentro.

… Juan, ya no están
los portales del ayuntamiento.
Se los llevaron,
como se llevan los muertos
al Campo Santo.
Se fueron,
como se va la vida
y queda el recuerdo.

Y jugábamos a muchos juegos más, poco conocidos, conocidos y muy conocidos.
Ocasión habrá para repetir con ellos similar experiencia escrita.
Pero ahora te dejo, Juan, y me quedo a solas y sólo con mis pensamientos, sabiendo que tú también lamentas la enhoramala en la que desaparecieron tus portales, nuestros portales, que fueron del pueblo.

MINERA