Reencuentro en la Reina
SÓLO LO VI UNA VEZ Y DESDE NIÑO YA SOÑABA CON ÉL.
Hoy, por fin volví a su lado y fascinado, se realizaron mis sueños. Para él no pasó el tiempo.
-Te fuiste ayer y has vuelto hoy, ya ves qué corta ha sido la espera.
- Me dijo a lo Fray Luís de León.
- Aquí sigo formando parte de esos largos y frecuentados caminos de antaño. Sé que a ti y a los que tú y yo sabemos os gusta llamarnos CAMINOS DE LA VIDA, AUTOPISTAS DEL PASADO y dices bien, si yo te contara….
-Pues ardo en deseos de escuchar tus historias.
-Le contesté, entre anhelante y nervioso.
- Él, todo enfático e importante prosiguió.
- Por mí han pasado reyes y reinas, príncipes y princesas,
Obispos y cardenales. Pueblos, pueblos y pueblos.. Unos hacia la Dalmacia, otros a Puerto Viejo, otros para la Guinea y todos hacia un mismo destino: CASTILLA Y LEÓN.
- Mientras, embelesado le escuchaba, intenté hacerle unas fotos, pero, ni el pulso ni la situación eran los adecuados. Abandoné la idea y me abandoné a sus… no eran palabras, hay otras formas de comunicación, no sé si más perfectas, pero sí más intensas y más vivas. Ahora entiendo eso de “Sobran las palabras” o “No se puede explicar con palabras” o” No hay palabras”.
- Secretos, guardo muchos; tesoros, algunos. Estas tierras están cargadas de unos y otros, incluso de mucho antes de aparecer yo por estos lares.
- Y forzado por la curiosidad empedernida voy y le suelto.
- ¿Será a mí a quien se los cuentes?
- Con gesto Impávido, emite Impertérrito, un granítico y frío.
- Yo vine aquí para unir caminos y guardar la historia, no para contarla, para eso estás tú y los otros, de sobra sabes que ciertas cosas no se cuentan; se buscan, se investigan, se estudian. Hazlo así y entonces estaré a tu lado y te abriré mi pozo de sabiduría.
- Aunque no mucho, algo he hecho de eso.
- Le dije dubitativo.
- ¡Necio de mí! Se lo puse en bandeja Y me respondió cargado de mordaz ironía..
- Por eso, aunque no mucho, algo sabes.
Mas queda mucho por saber. Seguro que cuando el tiempo y las circunstancias lo favorezcan, otros terminarán
Lo que algunos habéis comenzado.
Yo llevo esperando paciente más de cinco siglos, no me importa esperar otros tantos, siempre y cuando las alimañas expoliadoras no acaben conmigo. Ya ves que me faltan algunos sillares en la pared de seguridad. No es que me los tirara Tío Crisanto cuando se cayó de mí para abajo ¡Qué va! Es que me los robaron esos desalmados expoliadores.
Y si lo siento es por ti y todos los que lo intentáis con el único medio de vuestro entusiasmo.
- Viéndome inseguro, rendido y cabizbajo, hace que me lleguen halos de quietud y calma y como si fuésemos amigos de toda la vida, así me lo hace sentir, volvemos a encontrarnos a gusto y cambia el tercio a lo más próximo.
-Aún me llegan vivas las imágenes de vuestros abuelos y padres, subiendo mi cuesta o bajando mi pendiente, todos fatigados con sus carros cargados de trigo, fustigando con mil palabrotas la yunta de los somnolientos bueyes o poderosos percherones que por fin, llegan a moler al molino de Tío Crisanto.
- Ahora es él quien se pone melancólico.
- Pero hoy lo que impera por aquí es la soledad más inmensa, la más honda nostalgia y el más profundo de los silencios.
Sois los últimos que me tenéis en el recuerdo, generaciones posteriores nada saben de mí, aunque de nada les culpo.
- Claro que saben de ti, yo les escucho muchas veces hablar del Puente de la Reina.
- Le digo en tono amigable, a lo que él me responde ya entre bromas y veras.
- ¡No seas ignorante! Sólo pronuncian mi nombre, pero no se refieren a mí, sino, al puente que está allí arriba, en la antigua carretera del Carrascal, justo donde el camino de siempre enfila para Hernán Pérez y que casi se ve desde lo alto de mí y que, como bien sabes, ni es el puente de la Reina ni está en Ella.
-Algo enfadado lo intuyo, aunque alardee de impasibilidad y otras insensibilidades ante nuestros sentimientos o facultades.
Las vacas de la Reina perturbaron nuestra idílica estancia y ya despiertos regresamos, dejando, como manda la ley del campo, las porteras tal como nos las encontramos, esta vez, todas cerradas, así que las abrimos lo justo para salir y todas las volvimos a cerrar.
Minera
EL PUENTE DE LA REINA (Parte 1ª)
Muchas son las veces que hemos oído hablar del Puente de la Reina, aunque tan solemne definición, tal vez tan solo esté presente en la nomenclatura local y popular.
El Puente se halla sobre el río Tralgas, en la divisoria del término de Santibáñez el Alto con Villa del Campo, río de escaso caudal para un puente tan excepcional.
Su estructura granítica (cantería) la componen dos majestuosos tramos muy abiertos, con sendos arcos de medio punto, que descansan sobre un vistoso pilar central y sobre robustos contrafuertes en los laterales, sus arcos de considerable altura, sobrepasan el nivel de la vega por el que transcurre el cauce, formando un conjunto de singular belleza.
Entre las numerosas características del fabuloso puente, además de su robustez y bella ejecución, sorprende que se halle, alejado de las vías de comunicación y sin acceso publico, (razón por la cual sabemos de su existencia, aunque no todos tuvimos ocasión de verlo) en una zona en la que solo era necesario salvar la corriente cuando la había y a tan solo 700 m. de la desembocadura del mencionado río en el Árrago del que es afluente.
Visto así, no resulta fácil entender que hace en medio de la nada un puente de semejante magnitud, su misterio se amplia aun más si consideramos que el Árrago, río de mayor caudal, carecía de puentes en la zona hasta mediados del siglo pasado y había que vadearlo, bien por el vado viejo, kilómetro y medio río arriba, o por el de Palacio a menos de 3 Km. río abajo.
Quizás su antiguo nombre Puente de los Molinos de la Reina, lo defina mejor y ayude a desvelar su pétreo misterio.
Ni que decir tiene que se encuentra en desuso, (ningún camino conduce a el) y totalmente desprotegido, abandonado, dejado de la mano de Dios, y tal vez las autoridades a las que compete dicha construcción ni tan siquiera tengan conocimiento de su existencia y valía, y de tenerla, como esto, aunque muy bien colocadas, solo son unas cuantas piedras, que no dan votos ni proporcionan paginas en los diarios, no les importara nada que se deteriore o se venga abajo, probablemente tenga más valor cuando esto ocurra, cuando sus bóvedas estén caídas en el suelo y ya no tenga remedio.
Frente a ellos habrá gente que se vea gratamente sorprendida, ante semejante obra de arte, pues aunque no lo parezca, este es el viejo puente sobre el Tralgas que está en la Reina.
Por su bella ejecución y su pasado, el Puente de la Reina merece una catalogación (le sobran meritos para entrar en varias de las clasificaciones de la Ley 2/1999 29 de Marzo, de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura) y ser incluido en alguna de las cercanas rutas, o bien la creación de una nueva pasando por tan bello y singular paraje.
Puente de la Reina 2ª Parte
CUANDO HABLAN LAS PIEDRAS
¿Desde cuándo está ahí el puente?
¿Qué función tenía?
¿Por qué esa ubicación?
Preguntas como estas, se habrán repetido millares de veces, entre quienes han pasado junto al vistoso puente.
Tratar de datar el puente, sin los oportunos conocimientos, podría llevarnos a grandes errores, la fecha de su construcción sin duda sería muy relevante, aunque no lo más importante, en el fondo daría igual que los molinos estuvieran antes que el puente y que este se construyera para facilitar el , paso de carretas tiradas por bueyes o bien que se crearan los molinos aprovechando que ya estaba el puente, en cualquier caso, antes que los molinos y el puente estaba Trasgas, y antes que Trasgas los Vettones, lo verdaderamente importante es que el puente está patente, desafiando al tiempo que le ha dado la espalda.
Se mire como se mire, desde lo alto de la Almenara o desde lo más hondo del valle, la manifiesta soledad del puente se hace palpable, sin ojos que lo contemplen, sin caminos que lo crucen, sin nadie que por su grupa pase…… Sin calor de nadie y sin consuelo, que diría Miguel Hernández, bastarían para sumirlo en la más profunda elegía que pudo perpetrar el hombre, lejos de ello, sigue perenne, dando fiel testimonio y desde la sonora soledad de sus centenarias piedras pregona incesante, dejando impregnado el aire de respuestas a preguntas que nadie le hace.
- ¡Estoy aquí, desde los tiempos en que de manera constante fue necesario cruzar el río! ¡Fui puerta abierta y llave de paso! ¡La tierra que me circunda, antaño fue un prodigioso escenario!
Durante décadas vivimos ajenos al puente, sus continuos mensajes resultaron imperceptibles a nuestros oídos, no supimos ver lo escrito en su bella factura, ni entendimos que él es la viva huella que nos queda del pasado, su presencia denota el esplendor que tuvo su entorno, nadie construye un puente sobre una vereda por la que no pasa nadie.
Y vista su magnitud a nadie debe extrañar que los míticos caminos como el de la Reina y el de Caparra a Ciudad Rodrigo, (pasando por Laconimurgo) tan nombrados como desconocidos, pasaran por este puente, dejando atrás el termino del Campo, o tal vez ya existieran los caminos y el uso masivo hizo necesario cruzar el río en todo tiempo, dando origen al puente.
La ubicación del puente sobre el Tralgas y no sobre el Árrago que a simple vista parece más lógico, se debe a méritos propios, aun siendo el Árrago más caudaloso, no en vano el vetusto poblado medieval asentado, en la confluencia de ambos ríos, sobre el Vettón Laconimurgo, tomó el nombre de Trasgas, (antiguo nombre del río) en detrimento del Árrago.
Trasgas fue un destacado núcleo urbano mencionado como aldea en la bula de Lucio III, año 1185, con Iglesia y hospital propios, algo inusual para la fecha, años más tarde se despobló y (aunque sólo sea de manera testimonial) además de las lapidas mortuorias, con sus milenarias piedras, río arriba se fundó Aldeanueva, (hoy Villanueva de la Sierra) Aldeanueva fue cámara Obispal, tierra de la Iglesia, razón por la cual Trasgas puede que también lo fuera, como ya se ha mencionado en la Aldea de Trasgas y el Triángulo del Campo, aún hoy puede contemplarse en su entorno la denominación de tierras de la Iglesia.
Despoblado Trasgas, tomaron fuerza los molinos, importantísimas aceñas denominadas como de la Reina, a moler a la Reina se acudía desde todos los ángulos posibles, los molinos llegaron hasta la década de los 60 del pasado siglo, con tío Crisanto como último molinero, y puede que el bueno de tío Crisanto al caer con carro incluido puente abajo, escribiera muy a su pesar el penúltimo episodio de tan majestuoso puente, el último desgraciadamente puede ser el derrumbe.
Fuere como fuere, el puente es bandera, pendón y estandarte de lo que fue su entorno que incluía nuestro término, y nosotros somos fruto de la evolución del entorno del puente y de los caminos que lo cruzaron, razón por la cual deberíamos considerarlo como propio.
La alegría del Desconsuelo Parte 3ª
Álbum del puente de la Reina
La alegría y satisfacción, que produce el encontrar esta oculta obra de arte, se convierte en desconsuelo al tomar conciencia del peligro que se cierne sobre el puente.
¿Hasta cuando podrán aguantar las centenarias piedras? ¿A que jugamos, a que se caiga y repartirnos las piedras, o ha que cada cual en lo que pueda salga en su defensa?
El Puente nos está esperando.
E. Moreno
Fotos, Minera y J.L.L.Tato, J y A.G.N Gracias a todos
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1 comentario:
UHOLA HOY POR PRIMEA VED VEO TU PAJINA .PUES COMO CAMPUSA QUE SOY ME HA HECHO MUCHA HILUSION PODER CONTEMPLAR ESAS FOTOS TAN BONITAS .PUES SALI DEL PUEBLO CON TAN SOLO CATORCE AÑOS Y NO SABES COMO HAÑORAMOS NUESTRA TIERRA BUENO YA SOLO ME QUEDA DARTE LAS GRACIAS Y RECIVES UN SALUDO DE UNA CAMPUSA
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