Proceso de creación. Desarrollo y Estreno de la obra ¿Dónde vas Alfonso XII? en Villa del Campo y Calzadilla Año 1970
De
cuando en cuando hay personas, que verdaderamente se anticipan a su tiempo, y
gestionan o llevan a cabo cosas inimaginables para el lugar, nada que objetar,
siempre las ha habido y siempre las habrá, aunque no suele ser muy normal que
surjan tantas en tan corto periodo y mismo lugar.
Corría
el curso escolar 1969-70 y Meme con sus dulces y tiernos 21 añitos, sustituía a
Doña Aurelia por embarazo de uno de sus hijos, intuir las normales inquietudes,
de una jovencita de pueblo, que por su condición de estudiante ha vivido en la
ciudad, puede ser previsible, lo imprevisible es que dichas inquietudes
estuvieran orientadas hacia quienes no tenían la oportunidad de salir de tan
diminuto circulo, en aquella época como en otras muchas localidades, Villa del
Campo contaba con abundante juventud que alegres y felices vivían su rutina
diaria con escasísimas oportunidades de salir de su territorio o comarca.
Desde
siempre como en otras muchas partes, en Villa del Campo, la vida trascurría sin
grandes expectativas, durante la semana trabajo y más trabajo, llegado el
Domingo generalmente tocaba remualse de arriba a bajo, casi siempre con la misma
ropa, no solía haber otra, por las mañanas a misa, tras ella los chicos
jugábamos alguna partida, y tomábamos unos chatos con alguna que otra espuela
de más, y tras la comida el café y la partida, una ronda de cubatas por los bares
y al baile.
Dentro
de este sentido rutinario, como casi siempre, las mujeres se llevaban la peor
parte, tras la misa volvían a sus casas y por lo general no salían hasta la
hora del baile. Si acaso, en algún paseo por la carretera, bien con el novio o
entre amigas solía transcurrir su tiempo, antes del citado baile, y todos tan
contentos, haciendo bueno el antiguo dicho. ¡Al baile al baile, que la barriga
vacía no la ve nadie!
En
los tiempos en que hubo cine se solía ir al cine por la tarde y luego al baile,
o bien al baile por la tarde y al cine por la noche.
Desaparecido
el cine llegó la época del deporte y todo el mundo acudía a los partidos, tras
ellos, todo volvía a su ciclo.
Aun
así nos sentíamos felices.
La
clara idea de hacer algo por aquellos jóvenes rondaba en la mente de Meme, el problema estaba en que
hacer para poder ayudarles, como ya se he dicho había abundante juventud y
lógicamente la chiquillería también era abundante, había cuatro escuelas, dos
de niños y dos de niñas, las dos de niñas regentadas por dos maestras locales,
el mero echo de que ambas maestras
fueran locales y que la interina hubiese sido alumna de la otra maestra,
facilitaría que Meme pudiera moverse cómodamente por ambas clases, estando un
día en la clase de Doña Amalia encontró un libro que poderosamente le llamó la
atención, sin dudarlo un instante se dijo, ¡Esto es lo que andaba buscando!
A
veces los impulsos juegan malas pasadas, razón por lo que comentó el hallazgo
tanto con su amiga Angelita como con el resto de Maestros, a todos les pareció
bien y rápidamente se puso manos a la obra.
La
obra era ¿Dónde vas Alfonso XII? de Juan Ignacio Luca de Tena, Estampas
románticas divididas en dos actos, inspiradas en la leyenda y en la historia,
estrenada en el teatro Lara el 20 de Febrero de 1957.
La
obra encontrada era ideal, en ella intervenían muchos personajes que daba
oportunidad a la intervención de muchos jóvenes, ambas amigas recorrieron el
pueblo casa por casa donde hubiera chicos y chicas con edades que mejor venían
para cumplir el objetivo, la disposición por parte de todos fue grande y
lograron reunir el grupo necesario.
Y
es aquí donde verdaderamente arranca la obra de teatro.
Aunque
todo estaba encaminando aún quedaba mucho trabajo por hacer, no debió ser fácil
hallar el papel adecuado que cada uno debía representar, tras el reparto había
que extraer y mecanografiar los textos individuales, para que cada cual pudiera
estudiar su papel, los escogidos fuimos convocados en el Pósito, (no había
papeles para todos y muchos jóvenes se quedaron fuera) donde se nos informó de
las intenciones de la obra y cada cual aceptó el papel encomendado.
Por
las noches tras el trabajo, Meme nos reunía en el Pósito y papel en mano
ensayábamos una y mil veces la comedia. Como suele ser normal, al principio
parecía un autentico gallinero, no eran pocos quienes se lo tomaban como una
juerga, entre travesuras o gamberradas y algunas que otra interpretación que no
había forma de que encajara, aquello parecía un gallinero, y que decir de
cuando le llegaba la hora a quienes tenían que chapurrear francés, pese a su
juventud, o quizás por ello, poco a poco el temple de la directora fue
controlando la situación y apaciguando a la gente, (hoy se pregunta, como fue capaz, con tan solo 21 años de controlar a
la gente) sosegados los ánimos, al menos en los papeles más largos, se dieron
casos de gente que se llevo el papel a trabajar y desde las cabalgaduras, entre
golpes de azada, entre surco y surco, al pie de la propia besana, cual
laboriosos e intrépidos yunteros, cada ved que podía lo sacaban y estudiaban, fue
entonces cuando invitó a Don Pablo (otro
gran anticipado a su tiempo) a que fuera a vernos y pese a que el vivía en Villanueva
acudía por las noches a los ensayos y a corregir nuestros defectos y así noche
tras noche hasta conseguir el visto bueno.
Con
las actuaciones encauzadas aun quedaban pendientes temas no menos importantes
uno de ellos era el vestuario (la obra está ambientada en la década de 1870,
concretamente entre 1870 y 1878 y por tanto el atrezo y vestuario debía ser de
época. Como caso anecdótico cabria resaltar que en este periodo entre los
reinados de Isabel II y Alfonso XII, en Villa del Campo, había un influyente
partido Republicano Federal, presidido por José María Gil de Roda, que llegó a
ser diputado a Cortes en 1873, y que luchaba ferozmente contra la monarquía,
incluso plantaba cara al propio Pi Margall, jefe de su partido).
Nuevamente
las dos amigas, volvieron a recorrer las calles buscando trajes antiguos y esta
osadía las llenó de experiencias y contactos con personas de otras edades, que
de ningún otro modo hubieran podido entablar.
Se
eligió la Plazuela, por ser el sitio más recogido y donde tradicionalmente se
celebraban las actuaciones ambulantes, el sitio es fácil de acotar ya que con
cerrar cuatro calles quedaba aislado y se podía cobrar entrada, por tanto era
el lugar idóneo y más contando con el salón de baile para vestuario masculino y
estancia entre actos, así como las mesas para el escenario, (montar un
escenario en plena calle en el que se puedan coordinar los movimientos de
veinticinco actores, no resulta fácil, y menos sin experiencia) y la parte alta
del casino como vestuario femenino, todo se llevó a cavo sin aportación
económica a su propietario, entonces eran otros tiempos, no había tantos
protocolos, cuando alguien pretendía hacer algo el resto se implicaba y no
exigía nada a cambio, tampoco hizo falta pedir permiso al Ayuntamiento, la
iluminación, control de paso y taquilla tampoco causo coste alguno, cada cual
puso de buen grado cuanto fue necesario. Hoy nada de esto hubiera sido posible.
REPARTO
Isabel II: Meme.
Alfonso XII: José Salao.
Mercedes: María Luisa.
Duque de Montpensier: Pedro Virolo. Padre de Mercedes.
Infanta Lisa Fernanda, duquesa de Montpensier:
Consola, (Rafa).
Cánovas del Castillo: Gonzalo Tovar.
El Duque de Sesto, Marqués de Alcañices: Ciriaco
García.
La Infanta Cristina. Angelita Torres.
La Infanta Isabel. Hortensia.
Gobernador de Madrid: Dionisio Virolo.
El Capitán General de Madrid. Emilio.
Un transeúnte madrileño. Emilio
Trinidad (gitana). Loli gata
El Tato. Tivo de tío Macario. Que en paz descanse.
Vendedor francés de bisutería. Felipe de tía Teodora,
que en paz descanse.
Ceferino, ayuda de cámara del Príncipe. José Luís
Camino.
Don José Ignacio Escobar, director de "La
Época". Juan corneta.
Suárez. Joven secretario del Gobierno Civil. José el
Gato.
Un criado del Gobierno Civil. Nano.
El Embajador de España en París. Toñin (pua)
Felisa Antúnez, Dama de Luisa Fernanda. Carmen Guardado
La Gobernadora, esposa del Gobernador civil de Madrid.
?
La Marquesa de Campoblanco, Dama de la Reina Isabel. ?
Pierre, mayordomo francés de Montpensier. ?
El Ministro de Ferrocarriles francés. ?
ACTO PRIMERO
PRIMERA ESTAMPA
La
estampa trascurre en un salón del Palacio Castilla, de Paris, residencia de la
destronada Reina Dona Isabel II, la tarde del 25 de junio de 1870.
Por la puerta del foro sale el Príncipe Don Alfonso: con catorce años, con aspecto pálido y traje de calle; entra Isabel II ataviada de corte y le pregunta, ¿Dónde vas Alfonso XII?
El
príncipe le comenta que está muy guapa vestida de reina, ella le dice que se ha
vestido así para dejar de ser reina y le muestra el documento de abdicación,
charlan abiertamente y la reina le indica que Cánovas del Castillo les trae
buenas noticias de Madrid, y comentan si deben dar a Cánovas los poderes de
representación del futuro Alfonso XII, el dialogo es muy abierto y se Barajan
varias posibilidades entre ellas la del cuñado de la reina el Duque de Montpensier,
que había conspirado contra ella dándole dinero al General Prim, Alfonso lo
rechaza diciendo que no quiere ni querrá nunca nada con el tío Montpensier.
La reina le dice que han sido invitados a pasar unos
días en su castillo de Randán, ya que desean que conozcas a tus primas, y que irán en
verano.
Sale
Alfonso y la reina toca la campanilla y aparece en escena La Marquesa de
Campoblanco, dama de la Reina Isabel, la Reina pregunta por la gente que va a asistir
a la abdicación y si está Paquito, su marido, en cuanto a su marido, la
respuesta es negativa y la reina se lamenta de que siempre esta sola en los
momentos importantes. La dama le indica que el duque de Sesto y Marque de
Alcañices, solicita que se digne recibirle antes de la ceremonia.
Alcañices le indica que en la antecámara hay
una representación del Ejército español, y una parte importante de la Grandeza
de España y los políticos monárquicos más destacados…
Prosigue
Alcañices que la única posible salvación de la Monarquía en España es la
abdicación de la Reina y que su deseo es ver al Príncipe Alfonso en el Trono de
España. La Reina pide a Alcañices que
sea el, el representante de Alfonso, Alcañices le dice que no que el más idóneo
es Cánovas, la Reina vuelve a tocar la campanilla e indica a la dama que haga
pasar a don Antonio Cánovas del Castillo.
Entra
Cánovas y besa la mano de la Reina.
La
Reina le pregunta por las posibilidades que tiene su hijo de llegar a ser Rey,
y que significaría para España, Cánovas contesta que el cambio de rumbo de
cuanto prevaleció en el anterior reinado. Cánovas le expone las lacras de su
reinado y que forzosamente había que corregir, y le explica su opinión.
Entra
Alfonso y agradece la presencia de Cánovas y Alcañices, mientras la Reina habla
con Cánovas, Alfonso le dice a Alcañices que le repita a su madre que el nunca
ira con Montpensier a ninguna parte, este le dice que todo está arreglado, que
Cánovas tiene ya los poderes.
Entra
la Infanta Isabel, con gran numero de damas y caballeros.
La
reina agradece la presencia de todos y desenrollado un papel con voz firme lee
el manifiesto de abdicación a favor del Príncipe de Asturias, hace entrega de
papeles a Cánovas y pronuncia un viva Alfonso XII al que todos contestan ¡Viva!
Se
quedan solos, Cánovas y el Príncipe. Cánovas explica al Príncipe la situación
de España indicándole que la revolución está casi muerta. Alfonso le dice que
si vuelve a España será para ser el rey de todos sin distinción ni clases. Cae
el telón.
Segunda Estampa
1872
Una
estancia del Castillo de Randan propiedad de los Duque de Montpensier, una fría
mañana de finales de Diciembre.
Montpensier
habla en francés con su criado Pierre.
Entra
Luisa Fernanda, Duquesa de Montpensier, hermana de la Reina, ante la inminente
llegada de Isabel II y de Alfonso, con marcado acento francés, Montpensier, le
recuerda a su mujer quien es quien, que sí su hermana fue Reina de España, su
padre fue Rey de Francia, (siempre hubo tirantez entre las dos familias) el
duque se excusa y sale de escena hacia la estación.
Luisa
Fernanda, reclama a sus hijas Cristina y Mercedes.
Cristina
indica que tiene ganas de conocer a Alfonso y Mercedes dice temer y teme que el primo sea demasiado
mandón y quiera humillarlas con sus aires de heredero, la madre le indica que
si no le es simpático procure disimularlo, solo van a estar tres días, les
habían prometido visitarlos el verano de la abdicación y llegaban dos años después
y por Navidad.
Entra
Pierre indicando a Luisa Fernanda que alguien quiere verla, ante la insistencia
le pregunta que quien es y le dice que un torero llamado Tato, que en Sevilla,
la Duquesa le había dicho que si iba por Vichy fuera a visitarla. Mercedes pide
a su madre que le gustaría conocerlo y le hace pasar, Pierre le indica que no
viene solo.
Sale
Pierre, y entra con el Tato y su acompañante. Luisa Fernanda saluda a Tato,
este con acento andaluz y piropeando a las infantas las saluda y felicita las Pascuas.
Luisa Fernanda pregunta que quien es la mujer, ella dice que Triniá. Mercedes
la reconoce y le dice a su madre que había estado muchas veces en San Telmo con
el profesor de baile para que bailara con ellas. Luisa Fernanda pregunta al
Tato que si recuerda que en la única corrida que ella había visto, el le brindo
el toro, el asiente y dice que se esta reponiendo de una corná en el balneario.
Mercedes
y Triniá entablan conversación sobre Paris y Sevilla. Mercedes le recuerda que
en Sevilla quiso echarle la buenaventura pero que el maestro no la dejo y le
pide que se la eche, le echa la buenaventura y ante la pregunta de Mercedes que
veía en su mano, Triniá le responde que una corona de Reina, que será amada por
su pueblo como jamás lo fue reina alguna y ante los malos augurios que veía,
Triniá sale corriendo, sale y desaparece.
Luisa
Fernanda pregunta que hora es y echa a llorar, el Tato pregunta que si es por
la tontería de la gitana, Luisa Fernanda le indica que después de tanto tiempo
va a ver a su hermana, se despiden y Mercedes le dice que haber si algún día le
brinda a ella un toro.
Legan
Montpensier, Isabel II y Alfonso.
Tras
los saludos y presentaciones, Alfonso le dice a Mercedes que nunca creyó que
tenía una prima tan guapa, y ella se ruboriza, Montpensier indica a sus hijas
que enseñen el castillo a Alfonso mientras irónicamente Isabel y Montpensier
hablan de política lanzándose sendas puyas, con Luisa Fernanda tratando de
apaciguarlos.
Salen de escena y entran Alfonso, Mercedes y Cristina.
Alfonso
pregunta a Mercedes que espera ella de los nuevos tiempos, ella le dice que
volver a España cuando el sea Rey y le augura que el entrara en Madrid sobre un
caballo blanco, ya que Amadeo entro sobre uno tordo, el suyo debía ser blanco y
que echaba de menos Sevilla. Hablan de la Navidad y Mercedes canta un
villancico por Campanilleros, Alfonso embelesado le pide que cante, ella
avergonzada se niega, a Alfonso le hace gracia el acento andaluz de Mercedes,
hablan de la buenaventura de la gitana, pero ante las preguntas de Alfonso,
Mercedes se niega a decirle nada y desaparece de escena. Alfonso pregunta a
Cristina y ella comenta que la gitana veía en la mano de Mercedes una corona de
Reina.
Tercera Estampa
Bois de Boulonge (Bosque de Bolonia, Parque de Paris)
Alfonso
y Alcañices, esperan que Mercedes llegue a una cita acompañada de doña Felisa
Antúnez, dama de Luisa Fernanda. Mientras llega, Alfonso comenta a Alcañices
que el es el único que conoce su secreto, y entre tanto, Alcañices le pone al
día de lo que se cuece en Madrid.
Lega Mercedes y tras los
saludos de rigor, Alfonso y Mercedes se sientan en un banco y Alcañices y
Felisa Antúnez en otro.
Alfonso le declara su amor.
ALFONSO. -El trono de España
y tu amor son, hoy por hoy, los únicos anhelos de Alfonso XII. (Mercedes se
tapa los ojos con las manos). Mercedes, dime… ¿quieres compartir, con mi amor,
las inquietudes, las alegrías y las glorias de la Patria donde los dos nacimos?
MERCEDES. —No, Alfonso, no.
No puede ser, no debe ser. Yo soy muy poco para ti.
ALFONSO. —Eres una Infanta de
España...; Princesa de Francia.... prima mía...
MERCEDES. —Pero los españoles
no me querrán. Tu madre, sobre todos. Ella no consentiría nunca.
ALFONSO. —Lo sentiré mucho;
pero soy yo, no mi madre, quien se va a casar contigo.
MERCEDES. —Cuando llegues a
España, que puede ser muy pronto; te olvidarás de mí.
ALFONSO. — ¡Nunca, Mercedes!...
MERCEDES. — ¡No te burles de mí, que me da
mucha rabia!... ¡Déjame, tonto, antipático!...
(Le da la espalda, tapándose
la cara)
ALFONSO. —Mercedes, dime que
me quieres...
MERCEDES. —Cuando seas Rey.
Entonces, si todavía te acuerdas de mí, me escribes desde Madrid... Y te
contestaré que sí...
(Le besa la mano con efusión)
Aparece
en escena un vendedor ambulante de bisutería, a Mercedes la gusta un relojito
que Alfonso trata de comprar pero no tiene dinero, seguidamente aparecen Isabel II y su hija la
Infanta Isabel, pillando infraganti a los enamorados.
Isabel,
había sido invitada por Alcañices, al lugar en que sabía se encontrarían los
enamorados, alegando que no podía actuar a espaldas de la Reina, ni negarse a
acompañar al Príncipe. Isabel monta en cólera y se va.
Alcañices había montado una
estrategia que a la postre daría resultado.
Acto Segundo
Cuarta Estampa
29 de Diciembre 1874
Alcoba
y cuarto de vestir de Alfonso en el Palacio de Castilla, Paris.
En
escena la Marquesa de Campoblanco y Doña Felisa Antúnez, las dos charlan sobre
las novedades y las cosas de sus receptivas señoras, Doña Felisa trae una carta
de Mercedes que a escondidas ha de dar a Alfonso que había llegado a Paris
desde Londres.
Entran
Isabel II, Alfonso y Ceferino, ayuda de cámara de Alfonso. La Reina se
sorprende al ver a Doña Felisa representante de los Montpensier, mientras que
Felisa le entrega la carta a Alfonso. Tras quedarse solos Isabel habla con su
hijo, sobre un manifiesto que el Príncipe había escrito y sobre los
Montpensier, respecto a ellos la Reina le hace saber a Alfonso que nunca
transigirá con ellos.
Tras un dialogo duro e intransigente la Reina sale y Alfonso entre sonrisas lee la carta de Mercedes, toca la campanilla y acude Ceferino su ayudante de cámara, que le trae una carta de colores, Ceferino comenta en voz baja que temprano empezaban las cartas de colores, Alfonso oye y pide explicaciones y comenta que la única carta que esperaba ya la había recibido, Ceferino insiste en que es letra de mujer y pone urgente, Alfonso le pide que la lea aunque sea letra de mujer, tras leerla se hinca de rodillas y se dirige al Príncipe, ante la actitud titubeante le quita la carta y la lee con emoción. El corto mensaje decía.
-
“Señor: Vuestra majestad ha sido proclamado anoche Rey por el ejercito Español.
¡Viva el Rey!”
El
escenario queda oscuro y en el fondo se oyen voces de tumulto o manifestación
popular.
Quinta Estampa
Despacho del Gobernador civil de Madrid
Entra
Suárez secretario del Gobernador y luego el Gobernador.
El
gobernador pregunta que pasa en la calle, Suárez responde que una manifestación
en favor de Alfonso XII, el Gobernador pide que los disuelvan que no quiere
manifestaciones frete al Gobierno Civil y Suárez le indica que ya se alejan.
Hablan de la situación en Logroño y Sagunto y de la lealtad de unos y otros
generales.
Suárez
indica al Gobernador que desde hace muchas horas tienen detenidos a los peces
gordos del Alfonsismo, esperando que el disponga que hacer con ellos, el
Gobernador de corte republicano pide que le pasen a los más gordísimos.
El
gobernador llama a su mujer y entra el criado a decirle que no está.
Entran
los detenidos, el Gobernado pide que se identifiquen preguntando primera
Ignacio José Escobar que dice ser el director del periódico “La Época” el
Gobernador pregunta a Cánovas que como se llama, Alcañices le viene a reprochar
que si no conoce a aquel señor, el Gobernador envalentonado le dice que en
aquel sillón no conoce a nadie, y termina reconociendo al Duque de Sesto, el
Gobernador les interroga y se da cuenta de que están envalentonados y decide
retenerlos ofreciéndoles que si lo desean, pueden encargar comida de la
tabernilla de enfrente para que se la traigan.
Salen
los detenidos y entra la mujer del Gobernador, ambos hablan y ella le comenta
las novedades que desde Valencia circulan por Madrid, ante tales noticias se
asusta y decide suavizar un poco a los detenidos ya que el había ocupado el
cargo tras el golpe de Pavía.
Entra
Suárez su secretario indicando al Gobernador malas noticias, el pueblo de
Madrid se ha enterado que allí está detenido Cánovas y en el portal hay cola y
han dejado más de diez mil tarjetas de visitas.
El
gobernador pide que vuelvan a traer a los detenidos y le dice a su señora que
los va a dejar allí hasta que el Gobierno disponga de ellos.
El
Gobernador en tono más suave, indica a los detenidos que en lugar de estar en
los calabozos pasando frío, quiere que se queden en su despacho hasta que las
autoridades competentes decidan y les ofrece comida del restaurante Lhardy y
más tarde de su propia casa. Los retenidos notan el cambio de tratamiento y
creen que fuera las cosas deben de ir bien para sus intereses.
El
miedo crece entre el Gobernador y su esposa, y deciden hacerles la comida con
champán incluido. El Gobernador pide a Cánovas que lleve a su señora del brazo
al comedor, entretanto entra Suárez indicando que el Capitán General quiere ver
a Cánovas, pero Cánovas es un detenido, el Capitán General me querrá ver a mí
le reprocha el Gobernador.
Entra
el Capitán General con uniforme de gala y saltándose todos los protocolos se
dirige a Cánovas.
CAPITÁN
GENERAL. (Cuadrado ante CÁNOVAS.)
-"El
Poder Ejecutivo de la República acaba de abdicar el Mando en mi Autoridad. Y yo
vengo a ponerme a las órdenes del representante del Rey".
CÁNOVAS.-Gracias,
don Fernando. Le estimaré a usted mucho que me acompañe ahora mismo al
Ministerio de la Guerra. ¡Vamos a formar el Gobierno de su Majestad! Usted,
Pepe, quédese aquí; encárguese del Gobierno Civil de Madrid. Este señor será
tan amable que le entregará el mando inmediatamente.
ALCAÑICES.-A
sus órdenes, don Antonio.
GOBERNADOR.-Pero...
CAPITÁN
GENERAL.-Ya lo ha oído usted.
Se
marchan y desde la puerta, Cánovas indica a Alcañices que invite a cenar a
aquellos señores ya que desde ese momento es su residencia oficial, quedando
desde ese momento nombrado Gobernador Civil.
Sexta Estampa
Estación del Quai d’Orsay de Paris
Ministro de ferrocarriles
francés, familia Montpensier y Doña Luisa.
El
Ministro y los Montpensier entablan un dialogo en francés y español
chapurreado, en el que hablan de la multitud que a acudido a despedir a Alfonso
XII.
Mercedes
comenta con Felisa que si España ha ganado a Alfonso ella lo ha perdido. Felisa
de contesta que ha ganado a los dos.
Entra
en escena el Embajador francés y dialoga con Montpensier las novedades, entre
otras cosas le comunica que no podrá ir a España hasta pasado algún tiempo.
Entran
Isabel II, Alfonso XII, la Infanta Isabel, la marquesa de Campoblanco y
Ceferino.
(El
Rey ha ido también saludando a todos, uno a uno. Todas las señoras le han hecho
la reverenda; incluso lo ha intentado su tía doña Luisa Fernanda, a quien él se
lo ha impedido, abrazándola. Al llegar a Mercedes se ha detenido a hablar con
ella, aparte.)
ALFONSO.-Todo
ha sido como tú me lo habías dicho: "Un día cualquiera te encontrarás que
eres Rey". Recibo la Corona con ilusión de entregarme a España y sin que
me asuste su peso; pero, ahora, más que nunca, necesitaré de tus oraciones y de
ti.
MERCEDES.-"Todo
ha pasado ya, Alfonso. Ahora tienes que pensar sólo en España y en hacer feliz
a tu pueblo".
ALFONSO.-"Nada
ha cambiado para mí. Si yo soy el Rey tú serás mi reina, y prefiero dejar de
serlo antes de que tú dejes de ser mi mujer". ¡Espérame, Mercedes!... Te
dejo mi corazón de hombre y mi palabra de Rey...
MERCEDES.-Alfonso...
ISABEL.-
(Acercándose a ellos.) -Bueno, niña, ya está bien. ¿Me lo prestas un minutito?
MERCEDES.-
¡Por Dios, Señora!... Mercedes se separa
de ellos.
ISABEL.-
¡Hijo de mi vida!... ¿Qué voy a decirte en estos momentos? ¡Que Dios te
bendiga! Déjame hacer tres cruces sobre tu frente, antes de darte en el andén
el último beso. (Le persigna en la frente con el dedo gordo.) En el nombre del
Padre..., y del Hijo..., y del Espíritu Santo... ¡Que la Virgen te proteja
siempre hijo del alma!
ALFONSO.
(A la Infanta Isabel.) -¡Isabel!... A ti te espero pronto en Madrid, Princesa
de Asturias...
ISABEL.
–Alfonso… Recuerdos a la Cibeles.
ENTRECUADRO
En el entrecuadro aparece un cartel con el siguiente
telegrama
Princesa mercedes de Orleáns,
Auteuil, Paris 161149.
-Madrid Paris 11/ 1/ 75.
Viaje magnifico. Recibimiento clamoroso. Entre en
Madrid en un caballo blanco. Te quiero y recuerdo con toda el alma.
Alfonso.
Séptima Estampa
Entran Alfonso XII y un transeúnte
En
una de las habituales salidas nocturnas, Alfonso XII que va de incógnito, se
pierde o se hace el perdido, y pregunta a un transeúnte si puede indicarle
donde esta la plaza de Oriente, el transeúnte le indica que está muy cerca y
que el también vive por allí, se ofrece a acompañarlo y Alfonso acepta
gustosamente.
Mientras
caminan, el transeúnte pregunta a Alfonso que si es forastero, Alfonso responde
que no, que el nació en la misma casa que vive ahora, pero que ha pasado en el
extranjero muchos años, el transeúnte le dice que muchos no serán, porque
parece un chiquillo, le pregunta que cuantos años tiene y Alfonso responde que
suficientes, el transeúnte le recrimina y le dice que el, a sus hijos no los
deja salir hasta los veinticinco años, y le pregunta que si no tiene quien le
riña, Alfonso le dice que un señor malagueño le riñe bastante y que otro
madrileño se deja hacer lo que quiere.
Ante
la pregunta de que sí hace poco que está en Madrid, Alfonso responde que sí, a
lo que el transeúnte le dice que entonces no habrá visto al nuevo Rey, Alfonso contesta
que no, y pregunta al transeúnte que si el lo ha visto, le dice que sí, Alfonso
insiste pero le vería usted desde muy lejos, el transeúnte le dice que lo
aplaudió el día que llegó, desde un balcón de su casa y que había gritado más
que el día que echaron a la madre, y prosigue, dicen que por las noches se
escapa de palacio y se dedica a pasear por Madrid, completamente solo.
Alfonso
le indica que no haga caso, que son habladurías de la gente…
El
transeúnte insiste, y hasta dicen que corre sus aventurillas, se habla de
cierta taberna en... (Le habla al oído.) Pero, ahora, sentará la cabeza, dicen
que se casa.
Alfonso
exclama ¡No me diga!
El
transeúnte, comenta, ¡Sí, hombre, sí! Con la Princesa Mercedes de Orleáns, una
hija de aquel mal bicho de Montpensier.
Alfonso
responde que no había oído nada, y pregunta que a el qué le parece esa boda, el
transeúnte le dice que muy bien que aunque la novia sea hija de ese franchute
ambicioso, dicen que la muchacha es preciosa. Alfonso le indica que a lo peor,
no es tan guapa, el transeúnte insiste en que le va a decir a el, es preciosa y
encantadora y dicen que muy inteligente, y además, española y le indica que si
no le parece a el, que es mejor a que les traigan una reina de extrangis, y
añade que además, es católica y muy piadosa.
Alfonso
un tanto sorprendido le dice ¡Vamos, que lo reúne todo!
Dándole
con el codo el transeúnte riéndose, le dice que además, dicen que la Reina
Isabel está furiosa con la boda, y que a Cánovas parece que tampoco le gusta.
Sin poder contenerse, Alfonso
exclama ¡Pepe Alcañices es genial!
El transeúnte le pregunta que
ha dicho, y Alfonso le contesta que cosas suyas.
TRANSEÚNTE. -¡Bueno,
caballero, pues ya hemos llegado! Esta es la Plaza de Oriente. He tenido mucho
gusto en conocerle...
ALFONSO.-Y yo le quedo muy
agradecido por haberme acompañado. (Presentándose;) Alfonso XII... Aquí, en
Palacio, tiene usted su casa. TRANSEÚNTE. (Sin inmutarse.)-¡Muchas gracias,
hombre! Yo, Pío Nono. En el Vaticano, a su disposición...
ENTRECUADRO
Con el telón corrido se oyen
coplas alusivas a la boda de Alfonso XII y Mercedes de Orleáns. La boda fue el
23 de Enero de 1878.
OCTAVA ESTAMPA
Despacho del Rey en el Palacio Real de Madrid.
Salen, Alfonso, Alcañices, Cánovas y Mercedes.
Alfonso
invita a Alcañices a que se siente y comienzan a hablan sobre Mercedes, Alfonso
le comenta que lleva unos días pachucha, e insinúa que podía estar embarazada,
el cree que si pero ella dice que no. Alcañices comenta lo bueno que seria para
España, a lo que Alfonso replica pues figúrate para mí. Y le pregunta por la
agenda.
Entre
las muchas cosas con que contaba la agenda estaba participar en una fiesta de
acoso y derribo de reses bravas que le encantaban al Rey, Alcañices comenta que
si no le parece un poco arriesgado.
La
agenda proseguía con asistir al Real ya que cantaba Elena Sanz, Alfonso le
indica que no piensa ir alegando que ella podía mostrarse muy cariñosa con el,
y a el le gustaba mucho Elena Sanz, y no pensaba exponerse por una tontería, si
fuera soltero o viudo otra cosa sería, pero con lo que el quería a Mercedes ni
hablar (más tarde, al menos, tuvo dos hijos con ella). Entra Cánovas.
Cánovas
no venia a despachar si no a darle la buena noticia de que se había firmado un
gran acuerdo con Cuba, y por otro lado le venia a decir que el gobierno deniega
que su madre vuelva a España y que la fiesta de acoso y derribo a la que
pensaba asistir el Rey había sido suspendida por orden del Gobierno, ya que no
podían permitir que su Majestad corriera riesgos.
Acto
seguido Alcañices indica que viene la Reina.
Entra
la Reina y todos le preguntan por su estado de salud achacándolo a un estado de
buena esperanza, ella lo niega una y mil veces.
Se
quedan solos y Alfonso le lee una carta de Isabel II, en medio de la lectura
Mercedes se desvanece. Alfonso le habla de que tiene que recuperarse
insistiendo en lo del embarazo.
MERCEDES.-Sí...,
perdóname. ¡Y, desgraciadamente, no es lo que tú esperas!
ALFONSO.-
¡Qué sabes tú! Sí, Mercedes. ¡Vamos a tener un hijo! ¡Nuestro heredero!
MERCEDES.-No,
Alfonso, no es eso..., estoy segura... Hace muchos días que me encuentro mal...
Te lo he ocultado hasta hoy por no asustarte; pero ya no puedo más...
ALFONSO.-
¡Mercedes!... ¡Mercedes!...
MERCEDES.-No
te asustes demasiado... Dame un beso... Me parece que tengo mucha fiebre...
Creo, Alfonso, que me voy a morir...
Oscuro Total
Inmediatamente
vuelve la luz, una luz extraña, de ultratumba, que ilumina el forillo que está
detrás del balcón. Casi todo el primer término está a oscuras. Sólo un foco de
luz amarilla se proyecta sobre la parte del sofá donde estuvo sentada MERCEDES.
EL REY, como una sombra, está de pie ante el balcón.
CORO DE NIÑAS. (Dentro.)
¿Dónde vas, Alfonso XII, dónde vas, triste de ti?...
ALFONSO.
(Contesta, hablando en un susurro.) Voy en busca de Mercedes, que ayer tarde no
la vi...
(Se
sienta en el sofá y contempla el sitio vacío de la Reina.)
Fin de la obra
Como
ya se ha dicho, la función se dio en la Plazuela con lleno absoluto, se
represento dos veces, ya que hubo quien que no pudo verla y pidieron que la
función se repitiera, la gente respondió de maravilla, incluso acudió gente del
vecino Pozuelo, la aceptación por parte del público fue inmensa, nadie esperaba
que saliera también, (que hubiera dicho
el bueno de Gil de Rodas, viendo a su pueblo entusiasmado con Alfonso XII)
tras la memorable función, el que más y el que menos pudo respirar tranquilo,
no sin esfuerzo, el propósito de una visionaria Campusa, había llegado a buen
termino. Tras la función las chicas obsequiaron a los asistentes con un baile
extra, una muñeira, aunque esta solo fue bailada el día del estreno y tampoco
se hizo en Calzadilla. La noche del estreno, el cuadro de actores masculinos
salimos de ronda, en silencio nos acercamos al hospital, y entonamos una
serenata y como no podía ser menos la destinataria salió al balcón y
cortésmente saludó y agradeció el gesto.
El
éxito de la función, o el buen hacer de la promotora, llevó la función a
Calzadilla, llenamos un camión, (creo que
el de Justino del Pozuelo) y todos a Calzadilla.
En
Calzadilla no se daban las mismas circunstancias, para empezar había que
cambiarse en un corral, la motivación no era la misma y si añadimos que algún componente
llego con alguna copa de más, es fácil adivinar que el resultado no fue tan
bueno, aunque tampoco les importó mucho, en aquel tiempo Calzadilla no debía de
andar muy sobrada de juventud o por cualquier otra causa no solía haber baile
todos los Domingos, pero nuestra presencia les animó a hacerlo y todos tan
contentos.
La
recaudación final debió rondar las 10.000Pts. Para pueblo y época, creo que no
estaba mal, con lo recaudado emprendimos una maravillosa excursión, que ningún
participante ha podido olvidar.
Sí
difícil pudo resultar la puesta en marcha de la obra, (cabe recordar que algunas madres se enfadaron porque no escogieron a
sus hijos) no menos lo fue el de elegir fechas e itinerarios, de entrada
algunos pretendían que les dieran el dinero y gastárselo en lo que les
apeteciera, Meme se mantuvo firme y fiel al propósito inicial y solo le dio las
correspondientes 400pts. a José que no podía asistir por fallecimiento de su
abuela. (Todavía los lutos eran muy
rigurosos).
Llegado el día señalado de la excursión, más que contentos emprendimos el camino y como no podía ser de otra forma, casi todo el trayecto lo hicimos cantando.
Llegamos a Salamanca y allí nos esperaba la Catedral Nueva, recorrimos sus naves y nos quedamos con la boca abierta, por alguna circunstancias, no pudimos ver la vieja, pero no importaba, fuera nos esperaban el huerto de Calixto y Melibea, la fachada de la Universidad con la escondida rana que no había forma de verla, la casa de las Conchas, la Plaza Mayor y un sinfín de cosas, un poco de tiempo libre lo justo para dar un pequeño paseo por la parte vieja, ver los puentes sobre el Tormes o el campo de San Francisco, curiosamente en aquel parque del campo de San Francisco unos 160 años atrás, estaba previsto que se construyera el Colegio Universitario Alcantarino de la Orden de Alcántara que se mantenía con las rentas de la encomienda de Santibáñez a la que pertenecíamos y que tras la invasión francesa de manera colegiada, el Colegio Universitario de la Orden de Alcántara, quedo constituido y amparado por la justicia de Villa del Campo.
Hoy
día, quizás todo esto pueda parecer normal, pero hace 50 años y para la panda
de jóvenes Campusos, aquello fue excepcional.
El
siguiente destino era Ávila y sus murallas, pasear por ellas era toda una
delicia, no debimos estar mucho tiempo ya que los recuerdos son más confusos,
había que llegar al objetivo de la excursión que no era otro que las Cuevas del
Águila.
Las cuevas del Águila fueron
descubiertas en 1963 y abiertas al público un año más tarde, su fama se
extendió rápidamente convirtiéndose en un lugar de forzoso destino.
Llegamos
a las cuevas y hacia calor, creo que compramos algo de beber en algún puesto
bajo algún sombrajo a modo de merendero.
En
el aspecto de los conocimientos exteriores a nuestro entorno, hoy día todo es
más sencillo, casi todo esta al alcance de la mano con tan solo tocar un botón,
pero en aquellos tiempos hablar de coladas, estalactitas, cortinas colgantes o
estalagmitas, te podía sonar a chino, de modo que como si se tratara de una
cita a ciegas, nos plantamos en las cuevas y el espectáculo nos dejo asombrados,
particularmente me recordaba al pasaje Evangélico de la Transfiguración, en el
que Pedro le dice al Maestro. «Señor, ¡qué bien se está aquí! Sí quieres,
haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Era como tocar
el cielo o estar flotando en una nube, nos sentíamos encantados de estar allí, sin
pestañear para no perder detalle, y deseando que no pasara el tiempo, fue algo
increíble.
Tras
el asombroso espectáculo, fuimos a Arenas de San Pedro, allí ejercía y residía
Don Casto al que visitamos en cuadrilla, Arenas estaba en fiesta y nosotros que
estábamos eufóricos, nos queríamos venir de allí.
Han
pasado 50 años y a pesar de las múltiples vivencias que la vida nos pueda haber
dado, pocas o ninguna se asemejan a la experiencia de aquel viaje, puede que
sea como el primer amor, ya que la sensación de libertad que sentimos aquel
día, es imposible de olvidar.
Posdata: Lo aquí expuesto viene a
representar un sentimiento común y como tal no exento de lógicas discrepancias,
todas ellas muy respetables.
Gracias
a quien en su día, con sus innovadoras inquietudes logró tan irrepetible hazaña.
A quienes fervorosamente han colaborado aportando cuanto han podido, y
especialmente al querido Duque de Sesto y Marques de Alcañices, por las
inolvidables veladas pegados al teclado, y como no, a Antonio Pariente, por hacer posible lo que a priori parecía imposible.
A
propósito de Antonio, alguien ha sugerido que sería bonito, que cuantos
quedamos, podíamos reunirnos para rememorarlo y que Antonio dijera una misa,
algo en lo que estoy de acuerdo, y lo amplio a todo el pueblo ya que de algún
modo todo el pueblo se vio implicado en ello, sería un bonito homenaje a
quienes faltan de entre nosotros o por desgracia, ya no recuerdan nada de lo
sucedido.
Emilio
Moreno
Madrid 24 de Enero 2021